Aumento de las donaciones financieras en un distrito pastoral

Hoy en día, muchas iglesias tienen una gran necesidad de cumplir con sus obligaciones financieras. Enfrentan más demandas y expectativas para el ministerio y los gastos locales, pero la mayoría tiene pocos recursos financieros o son insuficientes para realizar un ministerio con éxito. Uno de los primeros pasos de la iglesia para crecer y tener éxito en el ministerio es resolver sus dificultades financieras. La mayordomía es parte integral de todo lo que hace una iglesia. Salomón dijo: “El dinero responde por todo” (Eclesiastés 10: 19). Las iglesias deben adoptar un enfoque “sistemáticoˮ (holístico) si quieren resolver su estancamiento financiero.

Verdades sobre la mayordomía

Mayordomía: una expresión de discipulado

La mayordomía encarna la comprensión de nuestra relación con Dios, el pueblo de Dios y la creación de Dios. Dar es un requisito para el discipulado cristiano. Mostramos nuestros valores, prioridades y amor al dar. Dar también une a las personas con la misión. Robert Schnase afirma: “Crecer en la gracia de dar es parte del camino cristiano de la fe, una respuesta que los discípulos cristianos ofrecen al llamado de Dios para hacer una diferencia en el mundo”.[1] Donald Joiner también reitera: “Dar a través de la iglesia no se trata solo de dinero. Se trata de cambiar vidas. Se trata de sentirse amado y cuidado. Se trata de ayudar a los necesitados. Se trata del ministerio. Se trata de nuestra salvación personal. Se trata del gran sacrificio de Jesucristo en la cruz del Calvario”.[2]

La esencia de un buen programa de mayordomía no tiene nada que ver con la cuestión de cuánto darás a la iglesia. Debe abordar la pregunta sobre cómo te está yendo en tu relación con Jesucristo. Nuestro objetivo principal debe ser incorporar el dar como una disciplina divina llena de gozo en el tejido de la vida de la iglesia. Una teología apropiada de la mayordomía debe enfocarse no en nuestra propiedad, sino en la propiedad de Dios; no en la supervivencia de la iglesia, sino en el discipulado personal; no en el dinero, sino en el ministerio; no en las necesidades de la iglesia, sino en las necesidades de los miembros para estar totalmente involucrados en el ministerio de Cristo. Enseñar el fundamento bíblico y teológico adecuado de la mayordomía a la congregación es vital para el desarrollo de cualquier crecimiento real en el discipulado cristiano. Cuando una iglesia hace verdaderos dadores, cambia vidas. La mayordomía nunca es un programa, es un estilo de vida.

La mayordomía no es un programa

El desarrollo de la mayordomía no es un problema de “programa” sino un problema de “sistema”. El problema está en el todo, no en los fragmentos. El sistema es el centro del problema. La raíz de la disminución de las donaciones no es la gente, no es la economía enferma, ni siquiera es la falta de finanzas. La razón por la que la gente no da es que el sistema a menudo ha creado un ambiente para que la gente dé en otros lugares. He visto iglesias donde los miembros dan para un proyecto pero no devuelven los diezmos y las ofrendas. Nuestros jóvenes pueden pagar por un campamento juvenil, pero no se pueden ver en la lista de verificación de diezmos y ofrendas. La mayordomía no debe ser solo un departamento entre otros departamentos, sino que todos los demás departamentos (ministerios de la mujer, ministerios personales, Escuela Sabática, jóvenes, niños, música, etc.) deben fomentar intencionalmente la educación para la mayordomía. Esto denota que si alguna vez vamos a resolver nuestros problemas financieros, necesitaremos ver la mayordomía en el contexto de toda nuestra vida de iglesia.

Crear un clima para el crecimiento

En los últimos años, se han producido grandes cambios en las tendencias de las ofrendas de la iglesia, especialmente en el área de las ofrendas. Los miembros están eligiendo por qué deben dar, qué dar y cuándo dar. Los miembros quieren ver los resultados de sus donaciones. Una de las razones de la reducción de los ingresos es que no estamos presentando nuestro caso de una manera que sea convincente para las personas que son miembros de nuestras iglesias y que desean dar. Donald W. Joiner postula que: “Para crear un clima en el que se pueda dar, cuente la historia de lo que está haciendo la iglesia, cómo se tocan las vidas y cuándo se lleva a cabo el ministerio”.[3] Además, J. Clif Christopher afirma: “Cuando una iglesia muestra constantemente a sus miembros cómo se mejoran las vidas a través de su ministerio, entonces esa iglesia recibe apoyo”.[4] Desafortunadamente, muchos líderes de la iglesia hacen un mejor trabajo informando cuánto se da que informando las cosas buenas que la ofrenda permitió en primer lugar. Busque maneras de contar las historias detrás de los números. Hable acerca de las vidas que serán tocadas por nuestra benevolencia sistemática.

Algunos factores motivadores para dar

  • Iglesia impulsada por la misión. Verdaderamente, la principal motivación para dar debe ser Dios y lo que ha hecho por nosotros a través de nuestro Señor y Salvador Jesucristo. Sin embargo, además, la naturaleza humana quiere ver una correlación entre su ofrenda y la misión de la iglesia (cómo esta ofrenda mejora el ministerio, toca vidas, sirve a los necesitados, fortalece los lazos familiares, extiende el ministerio, salva almas, hace discípulos cristianos). Quieren saber que sus donaciones realmente marcan la diferencia y realmente cambian vidas. La gente quiere hacer del mundo un mejor lugar para vivir. Quieren creer que realmente pueden hacer una diferencia para mejorar.
  • Respeto por el liderazgo de la iglesia. Las personas dan más generosamente cuando tienen en alta estima a los líderes de la congregación (el pastor, los ancianos, los miembros de la junta). La competencia del liderazgo y la confianza en su visión fomenta la generosidad. La persona o el equipo que dirige al rebaño hace una gran diferencia en cuanto a si los miembros de la iglesia de hoy contribuyen de la manera más completa posible. Cuando ven a un pastor y ancianos que visitan regularmente, tienen una gran visión y muestran excelentes habilidades de liderazgo por precepto y ejemplo, invertirán en la visión de ese liderazgo y confiarán en sus habilidades para hacer un ministerio significativo. Este pensamiento resuena con el fuerte consejo dado por Elena G. de White: “Se debería ejercer gran cuidado al escoger a hombres para ocupar cargos de responsabilidad como guardianes de las iglesias. Mis hermanos, no hagan ciegamente esta elección, para no dar a la grey de Dios un ejemplo que les enseñe a desgarrar y devorar”.[5] Capacitar y equipar a los líderes de la iglesia para hacer un ministerio de manera competente es imperativo para el crecimiento de la iglesia.
  • Participación total de los miembros. El modelo de “Participación total de los miembros” puede marcar una diferencia sustancial. Las iglesias que tienen un mayor porcentaje de sus miembros involucrados en algún tipo de ministerio tienen mayor asistencia, mayores ingresos y poca tensión, murmuración, agotamiento y apatía. Claramente, hay un gran número de miembros laicos que se mantienen comprometidos y encuentran una alegría cada vez mayor en el servicio. John Ed Mathison relata: “El secreto del crecimiento de la iglesia es la participación de los laicos en un ministerio significativo”.[6]

El pastor y el equipo de liderazgo de la iglesia necesitan enfatizar, a través de los sermones, la estructura organizativa, la Escuela Sabática y el estilo de liderazgo, que el “ministerio” pertenece a toda la congregación, no solo a los líderes. El papel del pastor es ayudar a las personas a reconocer sus dones y usarlos en el ministerio, enfatizando que se espera que cada miembro participe en alguna forma de ministerio. La hermana White escribe: “Aquellos que tienen a su cargo el cuidado espiritual de la iglesia deberían idear formas y medios por los cuales se pueda dar a cada miembro de iglesia la oportunidad de que tenga alguna parte en la obra de Dios. En el pasado no siempre se ha hecho esto. No se han llevado completamente a cabo planes para que los talentos de todos pudieran emplearse en un servicio activo. Hay solo unos pocos que se dan cuenta de cuánto se ha perdido debido a esto”.[7]

Mucho más de lo que imaginamos se pierde cuando no involucramos a todos los miembros en el ministerio. De acuerdo con el grupo Barna, que ha estudiado las tendencias de administración durante muchos años, la razón principal por la que las personas dan a cualquier causa es una conexión emocional con ella. Esto denota que sienten que pueden hacer una diferencia, tienen un sentido de propósito y tienen una relación con el proyecto de la misión.

El pastor y su equipo de liderazgo deben hacer una valoración de las habilidades, talentos y capacidades de los miembros de la iglesia. Una forma más fácil es comenzar con aquellos que son nuevos en la iglesia. Básicamente, cree un equipo ministerial que use sus dones y pasiones. Si los miembros están involucrados, amarán a la iglesia y apoyarán sus causas. Los líderes deben asegurarse de que nadie sea un espectador en el ministerio de la iglesia.

Conclusión

La iglesia necesita finanzas para apoyar su crecimiento y misión, pero no debe consumirse pensando en cómo alcanzarlas ni angustiarse demasiado por la falta de ellas. Toda iglesia debe establecer una buena base para el crecimiento de la mayordomía entrelazando la mayordomía y el discipulado; estos dos deberían ser inseparables. Las iglesias necesitan entretejer la mayordomía financiera en el tejido de cada vida de iglesia. La mayordomía nunca debe ser un programa que va y viene, sino que debe ser el estilo de vida de la iglesia. Cada ministerio de la iglesia debe ser un departamento de mayordomía que fomente la fidelidad en su misión y mandato.

Blessings Maphosa

Un pastor sirviendo en
el distrito de Queens Park, Asociación de Zimbabue Occidental, Zimbabue


[1] Robert Schnase, Five Practices of Fruitful Congregations (Nashville, TN, Abingdon Press, 2011), p. 105.

[2] Donald W. Joiner, Creating a Climate for Giving (Nashville, TN, Discipleship Resources, 2003), p. 25.

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[3] Joiner, p. 48.

[4] J. Clif Christopher, Not Your Parents Offering Plate (Nashville, TN: Abingdon Press, 2015), p. 11.

[5] Elena G. de White., Liderazgo cristiano (Buenos Aires: Asociación Casa Sudamericana, 2003), p. 49.

[6] John Ed Mathison, Every Member In Ministry (Nashville, TN, Discipleship Resources, 1992), p. vii.

[7] Elena G. de White, Consejos para la iglesia (Miami, FL: Asociación Publicadora Interamericana, 1991), p. 123.

Blessings Maphosa

Blessings Maphosa es pastor sirviendo en el Distrito de Queens Park, Asociación del Oeste de Zimbabue, Zimbabue.