Administración de finanzas personales

La administración de las finanzas personales es el proceso de controlar los recursos financieros personales o familiares mediante la elaboración de presupuestos, la generación de ingresos, los gastos, las inversiones, los ahorros, los seguros, la administración de deudas y la planificación de la jubilación. La buena administración financiera personal no depende necesariamente de un alto nivel de educación, pero requiere que el individuo esté bien informado y posea disciplina personal.

Desde el punto de vista humano, las finanzas o la riqueza se consideran personales; así las finanzas personales. Pero la mayordomía financiera bíblica explica claramente que Dios es el verdadero dueño de todo, incluidos nuestros recursos financieros. “Porque del Señor es la tierra y todo cuanto en ella hay” (1 Corintios 10: 26; Salmo 24: 1-2). Las finanzas personales no son de hecho personales. ¡El hecho de que usted tenga la propiedad legal de algunos recursos financieros o propiedades no los hace suyos en un sentido espiritual!

El cristiano sabe que incluso el poder de crear riqueza o de obtener ingresos proviene del Señor (Deuteronomio 8: 18). Dios es la fuente de nuestras bendiciones (Salmo 67: 7). Nuestros recursos son personales solo en la medida en que una persona dada sea mayordomo de algo de lo que Dios creó y provee (Génesis 2: 15). Entonces, cualquier cosa que administre el ser humano, es siguiendo las instrucciones de Dios y para su gloria. Según el apóstol Pablo, la humanidad fue diseñada para glorificar el nombre del Señor en todo (1 Corintios 10: 31).

De ahora en adelante, las prácticas financieras personales o familiares, como la preparación de presupuestos, la generación de ingresos, los gastos, las inversiones, los ahorros, los seguros, el manejo de deudas y los planes de jubilación, deben guiarse por la Palabra de Dios y para su gloria.

1. Presupuestar

¿Cuál es la opinión de Jesús sobre el presupuesto? (Lea Lucas 14: 28-30)

Aquí, Jesús estaba fundamentalmente poniendo énfasis en el elemento crítico de presupuestar y planificar. La idea de Jesús tiene que ver con la elaboración de presupuestos y la determinación de costos a medida que uno considera sabiamente las cuestiones financieras.

Fundamentalmente, un presupuesto es un plan de gastos basado en las metas o aspiraciones financieras de uno. Está informado por los ingresos realmente disponibles para usted.

La preparación del presupuesto es clave para la planificación financiera. Dirige el proceso de gasto y permite llegar a decisiones financieras personales correctamente guiadas y bien informadas, sin las cuales uno estará sujeto a la casualidad o a la pura suerte. Además, ayuda a decidir cómo asignar los recursos financieros en función de las limitaciones financieras. Le ahorrará el dolor de los gastos excesivos y mantendrá a las personas y familias dentro de sus posibilidades y sin deudas. El presupuesto no impide que alguien disfrute; simplemente asegura que realmente puede pagar lo que quiere o necesita. Como resultado del presupuesto, el seguimiento y la evaluación a nivel personal o familiar, usted controla su dinero en lugar de que su dinero lo controle a usted.

El presupuesto es esencial para administrar la riqueza personal para la gloria de Dios. El trabajo adicional y la disciplina son excesivamente recompensados.

2. Generar ingresos (Leer 1 Timoteo 5: 8; 1 Tesalonicenses 4: 11; 2 Tesalonicenses 3: 6-9)

En los pasajes anteriores, el apóstol Pablo exhorta sobre la necesidad de que los creyentes generen ingresos. Es un peldaño hacia el éxito financiero personal y hacer y apoyar la misión de Dios. Sin generación de ingresos, no hay recursos que administrar, ni finanzas que presupuestar. ¡Un flujo o flujos de ingresos es imprescindible! Es la generación de ingresos lo que mejora la estabilidad financiera y la independencia. Sin ella, uno depende de la buena voluntad de los demás.

Elena G. de White escribe sobre la pertinencia de generar ingresos para los creyentes:

“Nadie resulta excusable por carecer de capacidad financiera”. “Si no puede o no tiene esta capacidad, es un simple niño”.[1] “La independencia de cierta clase es loable. Es correcto que uno desee andar por su propia fuerza y no depender de otros por el pan que come. Es noble y generosa la ambición que dicta el deseo de sostenerse a sí mismo. Son necesarios los hábitos de laboriosidad y frugalidad”.[2]

Pablo pidió a los corintios que separaran una parte de sus ingresos para la misión (1 Corintios 16: 2). La misión se sostiene con los ingresos generados por los fieles dadores y adoradores de Dios.

3. Gastar (Lea Proverbios 22: 17; 13:16; Isaías 55: 2)

En cualquier compromiso de administración financiera, los dos gigantes, ingresos y gastos, compiten entre sí. Los gastos consumen ingresos; por el contrario, la única manera de mantenerse al día con los gastos es la generación de ingresos. Lo ideal es tener suficientes ingresos generados para pagar los gastos, con algunos sobrantes para usarlos sabiamente o guardarlos para proyectos u objetivos futuros.

Por lo tanto, es fundamental mantener los gastos sostenibles a la luz de las demandas futuras. Algunos gastos resultan ser un mero desperdicio con el paso del tiempo, incluso si en algún momento pudieron haber estado justificados. Un gasto es inocente hasta que se crea. Por lo tanto, los gastos deben crearse con prudencia y con la vista puesta en el futuro.

Gastar en etiquetas de marca en lugar de valor, compras impulsivas, búsqueda de estatus o “actualizaciones” innecesarias son las principales puertas de entrada al despilfarro financiero y la imprudencia, especialmente si todavía no se alcanza la meta de independencia y sostenibilidad financiera total. El gasto debe ser impulsado por la necesidad o la demanda.

A medida que uno maneja los gastos, estos siete principios pueden servir como pautas:

  1. Uno tiene dinero hasta que determina a dónde debe ir. ¡El principio neto!
  2. Cuando no se hacen ahorros ni inversiones, mañana no habrá cosecha financiera disponible, y el resultado será la pobreza y la dependencia financiera.
  3. Gastar más allá de sus posibilidades es una supercarretera hacia las deudas y los pozos financieros sin fondo.
  4. Todas las salidas se financian con entradas. ¡Por lo tanto, las entradas (ingresos) son imprescindibles!
  5. Tenga cuidado al gastar.
  6. No gaste dinero, conviértalo en sus equivalentes para que quede visible. Una vez que pierde de vista su dinero, entonces ha perdido su referencia de cuadrícula financiera personal y el éxito financiero es difícil de conseguir.
  7. Mantenga su información financiera disponible en todo momento. ¡No le pierda la pista!

Estas dos citas hablan de la importancia de llevar un registro de los gastos: “Todos deben aprender a llevar cuentas. Algunos descuidan este trabajo como si no fuese esencial; pero esto es erróneo. Todos los gastos deben anotarse con exactitud”.[3]

4. Ahorrar (Lea Proverbios 6: 6-8; 20: 4; 4: 25)

Ahorrar se refiere al proceso de reservar una parte de los ingresos que no se gasta en gastos corrientes para uso futuro.

Nuestro futuro financiero está garantizado por los ahorros que hacemos (Proverbios 6: 6-8). El archienemigo del ahorro es el gasto. Mantener los gastos bajo un control estricto o evitar la creación de gastos innecesarios es un camino prudente para ahorrar.

El ahorro debe venir antes que el gasto. Establece una base firme para el futuro financiero. Los expertos financieros a menudo animan a las personas a pagarse a sí mismas primero para generar ahorros. Significa reservar recursos para un día lluvioso (futuro momento de necesidad) antes de pagar otros gastos. Seguir este simple consejo puede ayudar a construir un futuro colchón financiero.

El futuro es inevitable; todos vamos allí. O encuentras el futuro o el futuro te encuentra a ti. Tus ahorros hacen tu futuro. Nos anima a mirar hacia el futuro, incluso financieramente, lo que hace que el ahorro sea crucial para las demandas futuras de recursos financieros.

5. Invertir (Lea Mateo 25: 14-28)

En la parábola de los talentos, nuestro Maestro está enseñando clara y prácticamente una lección sobre inversión.

Invertir se puede definir como posponer el consumo de hoy para producir valor en el futuro, que se puede consumir o utilizar de otro modo en ese momento. Invertir es como sembrar una cosecha.

El alimento que comemos hoy fue sembrado ayer, lo que comeremos mañana debe ser sembrado hoy. Si no se siembra hoy, nunca debe haber ninguna expectativa de alimento mañana. Esto hace que invertir sea un elemento crítico de la vida financiera de una persona. La generación de ingresos, los ahorros y las inversiones son las únicas monedas fuertes confiables que uno negocia para lograr el éxito financiero personal.

6. Seguro

El seguro es un tipo especial de contrato entre una compañía de seguros y su cliente en el que la compañía de seguros acuerda que, en caso de ciertos eventos, la compañía de seguros hará el pago a su cliente o cubrirá ciertos costos.

La ventaja de estar asegurado es que usted será compensado en caso de que su artículo asegurado se dañe, se pierda o sea robado. Esto salvaguarda los activos y, en consecuencia, un paso fundamental para la administración financiera personal.

7. Manejo de deudas (Lea Proverbios 22: 7; Romanos 13: 8)

En pocas palabras, la deuda es la cantidad de activos que uno le debe a los demás. ¿Cuál es la posición bíblica sobre la deuda? La Biblia no prohíbe directamente la deuda. Sin embargo, cada vez que se menciona la deuda en las Escrituras, se habla de las consecuencias negativas del endeudamiento. Las Escrituras describen el préstamo como esclavitud, una de las formas más viles de explotación humana.

La Biblia nos desalienta a firmar como garantes de las deudas de otras personas (Proverbios 17: 18; 22: 26). El Espíritu de Profecía no guarda silencio sobre los peligros de las deudas: “Hay que tener estrictamente en cuenta la economía porque en caso contrario se contraerán deudas. Manteneos dentro de los límites. Apartaos de la deuda como os apartarías de la lepra”.[4]

¡Ninguna prohibición, ningún estímulo, se requiere mucha cautela!

8. Jubilarse (Lea Números 8: 23-26)

Este pasaje es un ejemplo en el que Dios da instrucciones acerca de la jubilación. Es un período de la vida de las personas durante el cual se recuperan de los compromisos profesionales. Pasan más tiempo en casa. Y el círculo de amigos y conocidos se hace más pequeño cada día.

En la jubilación, se necesita recursos financieros amplios y estables. Las facturas médicas aumentan, además de las necesidades continuas y cambiantes de alimentos, vivienda y transporte. Al mismo tiempo, los flujos de ingresos se reducen. Este período demuestra la eficacia de las estrategias anteriores de ahorro e inversión. La generación de ingresos, los ahorros, las inversiones y los seguros son fundamentales para una jubilación segura. La jubilación no es el momento de preocuparse por cómo adquirir lo esencial para la vida, sino el momento de comer las cosechas que se plantaron en el pasado.

Hay tres necesidades críticas para garantizar una jubilación tranquila: la presencia de Dios, la compañía de los demás seres humanos, y las inversiones financieras significativas y los flujos de ingresos.

La Biblia y el Espíritu de Profecía brindan principios de apoyo perspicaces para el propio bienestar y el servicio a Dios a lo largo de la vida. Depende de nosotros, a través de la gracia empoderadora de Dios, implementar estos principios.



[1] Elena G. de White, El hogar cristiano, p. 79.

[2] Ibíd., p. 339.

[3] Ibíd.

[4] Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía cristiana, p. 286.

William Bagambe

El pastor William Bagambe se desempeña como director del Departamento de mayordomía cristiana de la División de África Central Oriental de la Iglesia Adventista del Séptimo Día.