Administrar el dinero a través de las etapas de la vida
Dios se preocupa por cada aspecto de nuestras vidas y quiere que lo miremos en cada etapa de la vida por la que pasamos. Si realmente confiamos en Dios con todo lo que tenemos, él proveerá para todas nuestras necesidades como lo prometió en Filipenses 4: 19: “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús”.[1] Este texto básicamente está diciendo que Dios suplirá nuestras necesidades, no nuestros deseos. A menudo, al tratar de seguir el ritmo de quienes nos rodean, nos esforzamos constantemente por obtener más, por lo que nunca estamos satisfechos con lo que tenemos.
A medida que uno transita por la vida, hay cinco etapas principales. Por ejemplo, las parejas casadas jóvenes probablemente enfrentarán desafíos tales como establecer una casa, administrar deudas y enseñar a los niños sobre el dinero. Por el contrario, una persona mayor (más de sesenta años) estará más interesada en la transferencia de patrimonio y los temas de jubilación. Tenga la seguridad de que en cualquier etapa en la que se encuentre, Dios tiene un plan para usted.
Etapa uno
Es en la familia donde los niños aprenden primero sobre el dinero. Esta etapa sienta las bases de cómo un niño ve y entiende el dinero y dará forma a la manera en que manejará sus recursos financieros cuando sea adulto. Max Lucado, en su libro Becoming Money Smart, afirmó: “En 1900, la persona promedio que vivía en los Estados Unidos quería setenta y dos cosas diferentes y consideraba esenciales dieciocho de ellas. Hoy en día, la persona promedio quiere quinientas cosas y considera esenciales cien de ellas”.[2] ¿Estamos enseñando a nuestros hijos que siempre obtienen lo que quieren, o les enseñamos sobre la importancia de ahorrar y dar (en la forma de ayudar a otros) en lugar de solo gastar y recibir para su propio beneficio?
El apóstol Pablo define la razón de tener riquezas como el satisfacer las necesidades de nuestro prójimo. El don de dar se define como la base para una vida de entrega desinteresada a los demás: “Para que seáis ricos en todo para toda generosidad, la cual produce, por medio de nosotros, acción de gracias a Dios” (2 Corintios 9: 11).
Etapa dos
Esta etapa es donde posiblemente se haya graduado de la universidad o haya completado su aprendizaje en su nuevo trabajo. Es posible que esté pensando en pagar las deudas de la universidad, casarse o establecer un nuevo hogar. Está entusiasmado con el aumento de sus ingresos y disfruta la emoción de comprar nuevos artículos para su hogar o planear la boda de sus sueños. Sin embargo, debido a los crecientes cambios en su estilo de vida, esta es una etapa en la que es más importante que nunca aprender a vivir dentro de sus posibilidades. Por lo tanto, tener un presupuesto realista y viable es esencial en esta etapa porque gastar menos de lo que gana es un paso práctico y necesario en el camino de la vida para lograr la estabilidad financiera a largo plazo.
Es importante incluir un elemento de ahorro dentro de su presupuesto, que puede usarse más adelante para ayudarlo a administrar algunas de sus futuras necesidades de estilo de vida. Idealmente, esto se logra mejor mediante la configuración de un débito directo o una orden permanente para que se deduzcan cantidades regulares mensuales/semanales de su salario. Se nos dice: “Sé diligente en conocer el estado de tus ovejas, y mira con cuidado por tus rebaños, porque las riquezas no duran para siempre, ni una corona es para generaciones perpetuas” (Proverbios 27: 23-24).
Etapa tres
Este puede ser un momento más costoso en su vida cuando tiene a sus hijos y puede necesitar mudarse a una casa más grande. También puede ser un momento en el que es ascendido en el trabajo, lo que lleva a un aumento de los ingresos. Esta es una excelente oportunidad para sentarse con un asesor financiero independiente, quien lo orientará sobre los beneficios de los planes de ahorro, planes de jubilación e inversiones. En medio de todo esto hay un principio bíblico para proveer para las necesidades de nuestra familia. Se nos dice en 1 Timoteo 5: 8: “Porque si alguno no provee para los suyos, y mayormente para los de su casa, ha negado la fe y es peor que un incrédulo”. Esto nos permite saber que Dios, quien proporciona los medios para que trabajemos en nuestros diversos campos, a través de su divina providencia, ha determinado la cantidad apropiada que necesitamos. Nuestra responsabilidad se basa en cómo priorizamos y utilizamos los recursos que ha provisto. Obedecer sus mandatos de dar, pagar impuestos, pagar deudas y proveer para las necesidades de la familia es bíblico. La cantidad que queda está disponible para ser ahorrada y reservada para el futuro o para ser gastada para financiar el estilo de vida que cree que Dios quiere que viva.
Etapa cuatro
Este es un momento de su vida en el que su hipoteca está pagada y se ha retirado del trabajo, por lo que ahora tiene más tiempo para disfrutar de sus pasatiempos. La gente tiende a reducir su tamaño a una propiedad más pequeña y disfrutar de pasar más tiempo viajando o divirtiéndose con sus nietos. En esta etapa, puede ser beneficioso obtener algunos ingresos pasivos (ingresos además de su pensión), que se pueden lograr buscando los mejores bonos de ingresos para sus ahorros, beneficiándose de los ingresos por alquiler de propiedades adicionales que posee, o alquilar una habitación libre en su casa a un huésped.
Recordemos que ya sea que nos encontremos en abundancia o en escasez en esta etapa, tenemos una responsabilidad: “Cada uno presentará su ofrenda conforme a la bendición que Jehová, tu Dios, te haya dado” (Deuteronomio 16: 17).
Etapa cinco
En esta etapa, puede comenzar a tener problemas con su salud. Si aún no lo ha hecho, este es un buen momento para hacer un testamento porque si muere repentinamente sin un testamento, su familia puede tener más desafíos para lidiar con su patrimonio. También vale la pena hablar con un asesor financiero independiente sobre la planificación del impuesto a la herencia, lo que garantizará que el gobierno no pueda exigir cantidades excesivas de impuestos de su patrimonio. También es posible que deba pensar en lo que hará si ya no puede cuidar de sí mismo. Tendrá que considerar si vende su propiedad para recaudar fondos para su tratamiento o si realiza una liberación de capital de su casa.
Entonces, ahora que hemos analizado cada una de las etapas de la vida, es hora de que identifique en qué etapa se encuentra y se pregunte: ¿Estoy usando mis recursos sabiamente? Cualquiera que sea la etapa de la vida en la que se encuentre, es esencial tener un presupuesto en el que esté trabajando. Mientras nos asociamos con Dios, viajando a través de las etapas de la vida, seamos continuamente influenciados por la meta final: “Su señor le dijo: ‘Bien, buen siervo y fiel; sobre poco has sido fiel, sobre mucho te pondré. Entra en el gozo de tu señor” (Mateo 25: 23).
[1] A menos que se indique lo contrario, todas las citas bíblicas son de la versión Reina-Valera 1995 Reina-Valera 95® © Sociedades Bíblicas Unidas, 1995. Usado con permiso. Todos los derechos reservados.
[2] Max Lucado, Becoming Money Smart (Nashville: Thomas Nelson, Inc., 2007), p. 6.