Actualmente la Iglesia Adventista enfrenta una tas de retención promedio del cincuenta por ciento,1 obviamente con una tasa de salida cor respondiente. Más que un problema para la iglesia como institución, también puede representar un problema de vida o muerte eterna para los involucrados. Una pregunta que puede ser importante para aquellos en la administración de la iglesia, de la iglesia local hasta las instituciones super iores, es si existe un indicador confiable de apostasía en la iglesia. Si se identificara, podría ayudar a los líderes a br indar atención ministerial prioritaria (nutrir) a quienes más lo necesitan, lo que ciertamente afectaría las tasas de retención.

Este artículo pretende contribuir a esa discusión, sugiriendo un indicador de apostasía en la iglesia, que es probablemente el más fácil de evaluar. Presentará algunos conceptos y estrategias de la Biblia y los escritos de Elena G. de White, así como algunos datos recientes y sugerentes, respecto de cómo alentar a los miembros de la iglesia a estar más completamente apegados a Dios y al cielo. Este artículo se centrará en las formas en que la generosidad y la dadivosidad financiera espiritual,2 o su ausencia, pueden funcionar como indicadores de apostasía e impactar las tasas de retención de la iglesia.

El «Principio de Retención del Corazón» en la Biblia

La retención del corazón (lealtad interna), en lugar de la retención del cuerpo (lealtad externa), es una preocupación primordial de Jesús, evidenciada en su predicación (por ejemplo, Mateo 5-7). Cuando se le preguntó qué hacer para heredar la vida eterna, la respuesta de Jesús sorprendió al que preguntó, ya que presenta un afecto, amar a Dios con todas las fuerzas posibles y al prójimo como a sí mismo, como un mandato de suma impor tancia. El énfasis radical en cómo debe perseguirse este afecto, «con todo tu corazón, con toda nuestra alma, con todas tus fuerzas y con toda tu mente» (Lucas 10: 25-27; Marcos 12: 29-31; Mateo 22: 37- 39; Deuteronomio 10: 12), puede sugerir que este esfuerzo de «nutrir» es la esencia de cualquier programa de retención. Es tan esencial que sin él, cualquier ejercicio religioso, como el culto público o el dar ofrendas, Dios los considera sin sentido (Marcos 12: 33; Isaías 1; Oseas 6: 6).

Pero en un mundo tan lleno de distracciones, ¿cómo pueden los seguidores de Jesús desarrollar este afecto radical hacia Dios? En Mateo 6: 19-21, Cristo declara que las posesiones materiales son portadoras de afectos. Por lo tanto, advierte a sus discípulos que las utilicen como instrumentos para colocar los afectos (el «corazón») en el lugar correcto, en el cielo, con Dios en su morada, «porque donde esté tu tesoro, allí estará también tu corazón [afectos]» (Mateo 6: 21).

El contexto inmediato (Mateo 6: 25-31) deja claro que por «tesoro» (riqueza), Jesús se refiere a las posesiones materiales, incluido el dinero. Pero, ¿cómo transferimos los tesoros a Dios y al cielo, y consecuentemente ponemos nuestros afectos allí? En Lucas 12: 33-34, Jesús menciona principal mente la caridad como una manera de colocar tesoros en el cielo (y, en consecuencia, también el corazón). Sin embargo, esto implica un espectro mucho más amplio que incluye todo lo que puede estar dedicado al Señor, que es sugerido por el dualismo tierra/cielo que se encuentra en el texto correspondiente de Mateo 6: 19-21, así como también por los escritos de Elena G. de White.3  Saber que amar a Dios es la decisión más impor tante para la vida eterna, y que este afecto puede iniciarse e incrementarse mediante donaciones financieras espirituales, esuna información importante para aquellos interesados en desarrollar estrategias de nutrición y retención. Jesús está describiendo aquí su «Principio de Retención del Corazón», una estrate gia divina diseñada para mantener el corazón en su reino, y no solo el cuerpo en la iglesia.

A pesar de que el «Principio de Retención del Corazón» de Jesús obviamente no se limita a las donaciones financieras espirituales, esta actividad debe incluirse como un elemento integral en la lista de prácticas de piedad personal adventista, según Robert K. McIver.4 McIver propone que las prácticas que conectan a las personas con Dios deben evaluarse y estudiarse juntas con fines de nutrir y retener, incluidas las donaciones espirituales financieras.5

La aplicación inversa del Principio de Retención del Corazón establece que los discípulos profesos que no están dirigiendo sus posesiones (y, en consecuencia, sus afectos) al cielo (es decir, a Dios), los están invirtiendo en la tierra y están siendo afligidos y engañados por ellos (Mateo 13: 22). De esta manera, aumentan sus afectos por los objetos equivocados, asfixian la palabra de Dios y se vuelven espiritualmente infructuosos (Mateo 13: 22). Este afecto equivocado se convierte en una enfermedad espiritual llamada materialismo,también reconocida por Juan como el amor al mundo o el amor a las cosas. ¡Esto produce una pérdida correspondien te de la visión espiritual y una pérdida del amor por el Padre (1 Juan 2: 15), un resultado fatal desde la perspectiva de la nutrición y la retención!

Aunque la Biblia no está en contra de poseer riqueza en este mundo (Dios es «el que te da poder para producir esa riqueza» [Deuteronomio 8: 18]), las riquezas no se deben desear ni buscar (1 Timoteo 6: 9); de lo contrario, se puede odiar o despreciar a Dios (Lucas 16: 13). Pues «no se puede servir a Dios y a Mammón» al mismo tiempo (Lucas 16: 13), se debe prestar la primera atención al «Reino de Dios y su justicia», y luego «todas esas cosas les serán añadidas» (Mateo 6: 33). Esto obviamente incluye las posesiones materiales necesarias.

Pablo también señala el r iesgo espiritual extremo del materialismo con fines de retención al decir que el «deseo de enriquecerse» impide que muchos contribuyan financieramente a nivel espiritual y hunden a la «gente en la ruina y la destrucción». Luego, relaciona explícitamente el materialismo y el amor al dinero con la apostasía, al decir que «el amor al dinero es la raíz de toda clase de males. Por codiciarlo, algunos se han desviado de la f e» (1 Timoteo 6: 9-10; cursivas añadidas), una clara conexión entre la apostasía en la iglesia y la codicia.

Elena G. de White y el indicador de espiritualidad

 Elena G. de White está de acuerdo con Pablo cuando afirma que «este creciente apego por la obtención de dinero» es algo que «amortece la espiritualidad de la iglesia y aleja de ella el favor de Dios».6

 Si asumimos que el estado espiritual de una iglesia afectará sus tasas de retención, entonces podemos esperar que el «apego por la obtención de dinero» entre los miembros empeorará esas tasas. ¿Deberíamos simplemente sentarnos y esperar para ver qué ocurrirá después con dichos miembros? ¿Podemos considerar, con razón, un estado «espiritualmente muerto» como precedente a la apostasía? ¿Cómo puede la iglesia reconocer esta condición de «apego por la obtención de dinero» y de «muerte espiritual» en un miembro de iglesia? y, si se identifica, ¿cómo deben tratar los miembros de la iglesia con esa persona por la cual murió Cristo? ¿Podemos considerar la infidelidad financiera hacia Dios como evidencia de «apego por la obtención de dinero» y de «espiritualidad muerta»?

Otra declaración de la señora White sugiere una respuesta clara a la última pregunta. Refiriéndose a Lucas 16: 1-13 (la parábola del mayordomo infiel), ella presenta la influencia extendida y ruinosa de la infidelidad financiera hacia Dios al decir que «el que retiene de Dios lo que él le prestó ,será infiel en las cosas de Dios en todo respecto».7

 Esta declaración radical y de largo alcance («será infiel en las cosas de Dios en todo respecto») relaciona a un miembro de iglesia que está reteniendo de Dios con el desarrollo gradual de todo tipo de infidelidad imaginable. Esto conduce a una etapa de «espiritualidad muerta», y finalmente a la apostasía y la salida de la iglesia.

 Cómo el «amor al dinero» y la consiguiente infidelidad financiera también pueden relacionarse con la apostasía y el abandono de la iglesia se pueden explicar por una investigación realizada por la Secretaría de la División de Sudamericana (SAD),8 que involucró patrones de devolución del diezmo y las ofrendas de todos los 1,054,367 miembros que fueron desfraternizados de la membresía en su territorio desde 2015-2017.9  Los hallazgos del estudio mostraron que un promedio del ochenta y seis por ciento de las per sonas a quienes se les desfraternizó durante este período no tenían ningún registro de diezmos durante al menos treinta y seis meses antes de abandonar oficialmente la iglesia y el 91% de ellos no tenía registro de ofrendas durante el mismo período.10  ¿Qué podemos hacer para motivar a los miembros de la iglesia a asegurar sus corazones en la causa de la verdad presente, en el cielo y en Dios?

Elena G. de White dice que cuanto más donantes inviertan en la tesorería del Señor, estarán «más vinculados a la causa de la v erdad presente»,11  haciendo que la apostasía de la iglesia sea mucho menos probable. Para no dejar ninguna duda, la mensajera de Dios explica que «la prosperidad espiritual está estrechamente ligada con la liberalidad cristiana».12  Por eso se debe enfatizar, practicar y estudiar la generosidad cr istiana siempre que se espere una prosperidad espiritual y tasas de retención más altas. La hermana White va aún más lejos al decir que las «igle - sias que son las más sistemáticas y generosas en sostener la causa de Dios son las más prósper as espiritualmente»,13  y que la labor de impar tir los dones celestiales (a tr avés de los diezmos, las ofrendas y la car idad) es «la vida y el crecimiento de toda iglesia».14

 Parece claro que las donaciones financieras espirituales están destacadamente relacionadas con el crecimiento y la prosperidad espiritual de las iglesias, haciendo que la apostasía sea menos probable. Pero más que eso, es evaluado por Dios (2 Corintios 9: 7)15  y, por lo tanto, tiene implicaciones espirituales y morales definidas (Malaquías 3: 8-10). Todavía se necesita una investigación más amplia para verificar los datos con respecto a la relación entre la donación financiera espiritual y los patrones de retención de la iglesia. Pero al menos desde una perspectiva bíblica y del Espíritu de Profecía, parece evidente que las donaciones financieras espirituales están estrechamente relacionadas con el crecimiento de la iglesia y la prosperidad espiritual y se espera que aumente las tasas de retención de la iglesia.

 Por esa razón, las donaciones financieras espirituales deben fomentarse, practicarse, evaluarse y estudiarse, ya que su ausencia puede considerarse un indicador de apostasía. Los registros financieros de los miembros también deben ser estudiados por un grupo selecto de líderes de la iglesia como una herramienta vital, ayudándolos a reconocer y posiblemente prevenir la apostasía, prestando atención prioritaria a aquellos miembros en mayor riesgo. Se presentará un ensayo posterior para abordar las estrategias y los programas destinados a fortalecer las donaciones sistemáticas y/o establecer intervenciones apropiadas cuando esté ausente.

1 Considerando 2012-2017, según los informes de estadísticas en línea de la Asociación General; recuperado el 19/02/2019 (http://documents. adventistarchives.org/Statistics/Forms/AllItems).

2 Consideramos «Donaciones financieras espirituales» como todo lo que se le da a Dios como una manera para que sus mayordomos lo adoren, o lo reconozcan como el Dueño de todas las cosas. Puede incluir diezmos, ofrendas y caridad.

3 Un ejemplo: «En el universo hay tan solo dos lugares donde podemos colocar nuestros tesoros: en la tesorería de Dios o en la de Satanás; y todo lo que no se dedica al servicio de Dios se pone en el lado de Satanás, y va a fortalecer su causa» (Consejos sobre mayordomía, p. 39).

4 Robert K. McIver, Tithing practices among Seventh-day Adventists: a study of tithe demographics and motives in Australia, Brazil, England, Kenya and the United States [Prácticas del diezmo entre los adventistas del séptimo día: un estudio de la demografía y los motivos del diezmo en Australia, Brasil, Inglaterra, Kenia y los Estados Unidos] (Avondale Academic Press and Office of Archives, Statistics, and Research, General Conference of Seventh-day Adventists), p. 153.

5 Después de estudiar los patrones de donación adventistas en cinco Asociaciones en cinco continentes, McIver identifica cinco «prácticas de piedad personal correlacionadas positivamente con el diezmo», que son: «[1] asistir a la Escuela Sabática, [2] recibir y despedir el sábado, [3] estudiar el folleto de Escuela Sabática trimestral, [4] leer y reflexionar sobre la Biblia cada día, y [5] orar a menudo durante el día». Por esa razón, sugiere que se incluya el diezmo «como parte de las prácticas que constituyen la piedad personal para los adventistas del séptimo día». Ibíd.

6 Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía, p. 22.

7 Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, t. 1, p. 182.

8 PowerPoint presentado por Edward Heidinger, secretario de la División de Sudamericana, el 4 de agosto de 2018, al Comité Ejecutivo de SAD, con datos obtenidos del ACSM (Adventist Church Management System). [Sistema de Gestión de la Iglesia Adventista]

9 Un promedio de 351,455 por año: 313,473 en 2015; 368.123 en 2016; 372.771 en 2017.

10 A pesar de que el estudio no se puede considerar concluyente, sí sugiere una tendencia que requerirá investigación adicional.

11 Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía, p. 78.

12 Ibíd., p. 53.

13 Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, vol. 3, p. 444.

14 Ibíd., t. 6, p. 447.

15 John C. Peckham, The love of God: a canonical model, 2015, IVP Academic, una impresión de InterVarsity Press, p. 123.

Marcos F. Bomfim

El pastor Marcos F. Bomfim es el director del Ministerio de Mayordomía de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día, Silver Spring, Maryland.