Es de conocimiento común que la proporción entre diezmos y ofrendas siempre está a favor del diezmo. Más recientemente, al observar cómo la crisis de COVID-19 está afectando las donaciones de los miembros, noté que hay una tendencia que está apareciendo claramente: si bien hay una reducción en el diezmo, hay una reducción significativamente mayor en las ofrendas. Mi mente inquisitiva, y probablemente la suya también, nos ha llevado a considerar algunas posibles razones de la desproporcionada caída de las ofrendas.
Después de controlar mentalmente todas las demás variables, me inclino a creer que la situación está fundamentalmente relacionada con la importancia que le damos a las ofrendas. ¿No es cierto que la mayoría de nosotros usamos el adjetivo “santo” exclusivamente para el diezmo del diez por ciento, y no para las ofrendas? La palabra "santo" transmite la idea de sagrado, apartado y obligatorio. Como fieles adventistas del séptimo día, somos propensos a respetar y honrar lo que se declara santo. A menudo he usado esta línea de razonamiento para convencer a los creyentes de la importancia de devolver el diezmo. Desafortunadamente, las ofrendas parecen no gozar del mismo halo "sagrado". ¿Qué dice la biblia?
Curiosamente, las Escrituras declaran las dos ofrendas expiatorias, las ofrendas por el pecado y por la culpa, como “santísimas” (Levítico 6: 25; 7: 1). Además, las ofrendas de cereales y alimentos se describen como "la parte santísima" y "demasiado sagrada" (Levítico 2: 3; 22: 10). Ambas ofrendas, grano y comida, no estaban destinadas a la expiación, sino a adorar a Dios y reconocer su provisión para las necesidades y la vida de sus hijos. Como tal, estas ofrendas deberían conformar nuestra práctica actual. Por lo tanto, es muy apropiado devolver la “santidad” a nuestra enseñanza de las ofrendas.
Nuestro objetivo para este número de Dynamic Steward es revisar el fundamento bíblico de nuestra práctica y enseñanza con respecto a las ofrendas. Agradecemos al grupo de eruditos adventistas y educadores de mayordomía que profundizaron en este tema desde sus diversas áreas de especialización. Sus presentaciones aportan una perspectiva refrescante a esta importante disciplina del andar cristiano.
Aniel Barbe, Editor