Dynamic Steward: ¿Cómo llamó Dios su atención para la misión?
Luiz Carmago: Mi llamado a la misión y el propósito en la vida fue inesperado, aunque siempre le he pedido a Dios que me use como su instrumento para brindar alivio a los que sufren y están en necesidad. Quería seguir el ejemplo de Jesús, quien mostró un cuidado increíble por las necesidades humanitarias de las personas que lo rodeaban. Todo comenzó cuando fui a visitar a mi hermana y a mi cuñado, que ya estaban sirviendo como misioneros en uno de los países africanos. Una vez allí, me llamaron la atención muchas cosas: la cultura, la gente y el medio ambiente. Me impactó el nivel de pobreza y la grave necesidad de una gran parte de la población que vive fuera de la capital. A través de las iglesias locales y nuestra universidad adventista en ese país, se estaban llevando a cabo algunos pequeños proyectos de ayuda implementados por laicos. Luego, a pedido de mi hermana y mi cuñado, decidí quedarme en ese país. Más tarde tuve la oportunidad de comenzar una pasantía en ADRA [Agencia Adventista de Desarrollo y Recursos Asistenciales], que resultó en un puesto dentro de la organización. A partir de ahí, el trabajo humanitario tomó vida propia. Desde entonces he dedicado mi vida a esta misión de brindar alivio a los necesitados dondequiera que Dios me envíe.
DS: ¿Cuáles son las características de su territorio misionero?
LC: Como director de país de ADRA Somalia, uno de los países más desafiantes del mundo, es importante saber cómo navegar para llegar a las comunidades necesitadas. He podido presenciar el apoyo y las oportunidades que ADRA ha brindado a las comunidades necesitadas a través de sus diferentes proyectos en sectores como educación, agua y saneamiento, medios de vida y respuesta a emergencias. El país se encuentra bajo una tremenda tensión debido a su violencia e inestabilidad política, lo que lo hace muy inseguro, además de los desastres naturales recurrentes, como la sequía y las inundaciones anuales. El año 2020 ha sido más duro debido a las plagas de langostas en los países de África Oriental y la llegada del COVID-19, que agravó la situación de quienes ya tenían mucha necesitad.
DS: ¿Qué puede decir sobre el trabajo de ADRA?
LC: Llevar ayuda a las comunidades en peligro no siempre es una misión sencilla o fácil, pero con la protección y sabiduría de Dios, ADRA ha tenido éxito en sus intentos de llevar ayuda humanitaria a las comunidades necesitadas. Es una misión que implica conocer el entorno cultural y político del país, bastante frágil desde hace mucho tiempo. Esto requiere que los trabajadores humanitarios armonicen los esfuerzos entre las comunidades y el gobierno para que ADRA brinde el apoyo que tanto necesitan a las comunidades desfavorecidas.
Las diferentes regiones en las que opera ADRA son bastante complejas y altamente inseguras debido a varios factores, uno de ellos es el terrorismo que ha estado presente en el país durante muchos años. ADRA no da por sentado su trabajo y logros a lo largo de los años. Cada paso en la implementación de un proyecto debe estar bien pensado para evitar cualquier resultado no deseado que pueda poner en peligro a toda la organización. Creemos que Dios ha sido nuestra protección y apoyo a lo largo de los años mientras continuamos brindando alivio a las comunidades a las que hemos sido llamados a servir.
DS: ¿Cómo ha representado su organización a Dios ante las personas que tal vez no lo conozcan de la misma manera que nosotros como cristianos adventistas?
LC: Como organización cristiana basada en la fe dentro de un país no cristiano, podemos dar fe de que la misión no es algo que se pueda lograr solo con nuestros propios esfuerzos. Atribuimos la superación de los múltiples desafíos del país a la mano poderosa de Dios, aunque algunas de las circunstancias en las que nos encontramos parecen insuperables a los ojos del hombre. Siempre oramos a Dios por sabiduría sobre cómo comportarnos en este entorno, y él ha estado trabajando en nuestro nombre a través de todos los empleados de ADRA, aunque la mayoría de ellos no son cristianos.
A lo largo de mis años de trabajo en este país, he visto las manos de Dios haciendo muchas cosas maravillosas para aliviar el sufrimiento de los necesitados en todo el país. Un ejemplo del éxito del trabajo que se ha realizado en el pasado es la construcción de pozos y tanques de agua elevados en algunas zonas muy secas donde la gente tenía sed y desarrollaba enfermedades por falta de agua limpia. Después de perforar un pozo en una de las áreas, la gente se sintió tan agradecida con ADRA que comenzaron a nombrar a sus hijos “ADRA”, demostrando cuánto apreciaban lo que ADRA había hecho por ellos. Otro ejemplo es que cada vez que la gente iba a buscar agua al punto de agua, decían “Voy a buscar ADRA” en lugar de “Voy a buscar agua”. Estas son cosas que muestran cómo Dios responde a las oraciones de las personas, independientemente de su origen o religión. ADRA ha estado siguiendo el ejemplo de Jesús cuando sanó a los enfermos y moribundos, alimentó a las personas cuando tenían hambre y defendió a los acusados o juzgados injustamente. En nuestro caso, como una organización cristiana basada en la fe, creemos que Jesús también defendió a los marginados, como bien se muestra en la Biblia (Juan 4: 5-42).
Como cristianos, no discriminamos en cuanto a quién debe y quién no debe recibir ayuda y apoyo de nuestra organización. Creemos que Jesús nos está enviando a donde están las necesidades, y nuestra simple presencia en esos países no cristianos debería mostrar cuánto valoramos las vidas y las almas humanas.
DS: ¿Cómo ha enriquecido su vida la experiencia de servir como misionero en un entorno desconocido?
LC: Ha sido un gran privilegio servir como misionero en África durante muchos años, y es una experiencia tan aleccionadora por la que siempre estoy agradecido. Es gozoso saber que estamos sirviendo a los demás a través del trabajo que hemos sido llamados a hacer. Este llamado es claramente de nuestro Señor Jesús, y es él quien va delante de nosotros abriendo el camino. Es muy satisfactorio ver a los niños tener la oportunidad de ir a la escuela y tener una alimentación adecuada, cosas que muchos de nosotros damos por sentado. La oportunidad de aprender sobre otras culturas y vivir en ellas junto con mi esposa e hijos es muy satisfactoria, porque no solo estoy aprendiendo, mis hijos también lo están absorbiendo y viendo la provisión de Dios cuando los días no son tan buenos. A lo largo de los años hemos experimentado tantos desafíos, y la mano de Dios ha estado tan presente que no podemos refutar el hecho de su presencia cuando atravesamos esos tiempos difíciles. Dios siempre se nos manifiesta. Al final, la oportunidad de servir no solo beneficia a las comunidades pobres a las que servimos, también es un privilegio para quienes servimos. Servir es una gran oportunidad, porque te permite concentrarte en los demás en lugar de en ti mismo (Filipenses 2: 4).
DS: Mientras disfruta del privilegio de servir fuera de su país de origen, ¿le gustaría decir algo a los miembros de nuestra iglesia y a los educadores de mayordomía de todo el mundo?
LC: Estamos muy agradecidos por los miembros de nuestra Iglesia Adventista que han estado apoyando la misión mundial durante tanto tiempo. Este apoyo, a través de los diezmos y las ofrendas, se siente en nuestro trabajo diario mientras Dios bendice nuestros esfuerzos para aliviar el sufrimiento de los necesitados que nos rodean. También reconocemos el poder de las oraciones de los miembros de nuestra iglesia, que nos sostienen mientras cumplimos con lo que estamos llamados a hacer de acuerdo con la Biblia en Mateo 25: 35. En cierto modo, somos la extensión de los brazos y piernas de quienes nos sostienen desde lejos. Sigan ejerciendo su fe en la misión de Dios para el mundo y cosecharán lo que él tiene reservado para todos nosotros. No podemos agradecerles lo suficiente por el gran apoyo al campo misionero. Sabemos que Dios ha estado tocando los corazones de los miembros de la iglesia para ayudar a que los misioneros de todo el mundo lleven a cabo la Gran Comisión dada por Jesucristo. Agradecemos a todos aquellos que están educando a nuestros miembros sobre la importancia de apoyar la misión de Dios.
Todo lo que puedo decir a los miembros de nuestra iglesia en todo el mundo es: “Muchas gracias por su apoyo”. Mi familia y yo estamos agradecidos por la oportunidad de servir. “Puedo servir porque ustedes dan”.