«En una carrera son muchos los que corren, pero solo uno obtiene el premio. Corran de tal modo que ganen la carrera». 1 Corintios 9: 24, NBV
Revelamos que hemos pasado de muerte a vida cuando actuamos como fieles mayordomos de la gracia de Dios. Dios nos ha dado sus bienes; nos ha dado la promesa de que si somos fieles en nuestra mayordomía, depositaremos en el cielo tesoros que son imperecederos» (Elena G. de White, Review and Herald, 15 de mayo de 1900).
Jesús es el regalo planificado que Dios dio antes de que nuestro mundo fuera creado, incluso antes de que existiera la necesidad de salvar a nuestro mundo del pecado. Jesús es el «Cordero que fue inmolado desde el principio del mundo» (Apocalipsis 13: 8, RV60). «Según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo» (Efesios, 1: 4, 5, RV60).
¿Alguna vez has pensado en dónde estarías como humano si Jesús, el primer y mejor regalo planificado, hubiera nacido sin haber cumplido la voluntad de Dios? Jesús nació con el propósito específico de morir. Jesús fue fiel a la misión de su vida y completó su propósito de venir a nuestro mundo para liberar al universo de la maldición del pecado. Jesús siempre es fiel. Jesús corrió para ganar. Jesús corrió de tal manera que ganó nuestra libertad para elegir la vida nuevamente.
«Estoy aquí para finalizar»
«En 1968, cuatro atletas fueron enviados en el largo viaje desde el este de África hasta la ciudad de México en busca de la primera medalla olímpica de Tanzania. Si bien ninguno regresó con oro, plata o bronce, el nombre de un hombre, John Stephen Akhwari, perdura hasta el día de hoy como una fuente de inspiración para innumerables atletas y aficionados en su país y en todo el mundo.
«Akhwari, determinado a mejorar su posición durante la carrera del maratón olímpico, se involucró en una colisión con otros atletas que se acercaban al punto intermedio de la carrera, lo que le hizo sufrir una herida en la rodilla derecha muy afectada y dislocada, así como un hombro magullado.
»Se le recomendó a Akhwari que se retirara de la carrera; de hecho, dieciocho de los setenta y cinco atletas que se alinearon para la carrera no completarían la trayectoria, pero la valentía y el orgullo superaron el intenso dolor que estaba sufriendo. Después de recibir algo de tratamiento y una venda para su rodilla de parte de los médicos de la ruta, el tanzano eligió continuar y terminar lo que había comenzado. Cuando todos los demás habían completado la carrera, Akhwari estaba esforzándose en un distante último lugar.
»A medida que caía la oscuridad y la multitud salía del Estadio Olímpico Universitario, una figura solitaria se aventuró en los últimos ochocientos metros de su travesía. Los equipos de televisión se apresuraron a regresar a sus lugares para capturar el momento en que Akhwari cruzaba cojeando la línea de meta.
»Cuando se le preguntó por qué perseveró en tales circunstancias tan duras, Akhwari pronunció una de las frases más memorables e inspiradoras de la historia de los Juegos Olímpicos: “Mi país no me envió ocho mil kilómetros para comenzar la carreraˮ, dijo. “Me enviaron ocho mil kilómetros para terminar la carreraˮ». (Mire un video del final de Akhwari en el enlace que se encuentra al final de este artículo). Dios no puso a cada ser humano en la tierra solo para que naciera. Dios le ha dado a cada persona una misión que cumplir, y cuando esa tarea se cumple fielmente, solo queda un
breve sueño hasta la vida eterna. El Señor quiere que terminemos fielmente la carrera de la vida. Una vida fiel es aquella en la que Dios es siempre el centro de atención. Seguir la voluntad de Dios es el principio rector de la vida de un mayordomo fiel.
El enfoque de Planned Giving & Trust Services [los Servicios de Fideicomiso y Dar Planificado] es animar a miembro adventista del séptimo día a tener un plan que honre a Dios; un plan para transmitir su fe, valores y posesiones a la próxima generación de fieles mayordomos; un plan que recuerda la misión de Dios de alcanzar al mundo para Jesús. Cada miembro puede participar en la planificación para la gloria de Dios.
En las carreras atléticas en la ciudad de Corinto, el apóstol Pablo observó que solo una persona ganaría el premio. Debido a la fidelidad de Jesucristo, todos los que corren hasta el final recibirán el premio de la vida eterna. Este es un premio que no se desvanecerá ni se marchitará, sino que durará por toda la eternidad. Todos los que terminen esta carrera de la vida con fidelidad escucharán las palabras de Jesús: «Venid, benditos de mi Padre, heredad el reino preparado para vosotros desde la fundación del mundo» (Mateo. 25: 34, RV60).
Quiero tener a Dios de primero en mi vida, honrándolo con todos mis planes. Quiero seguir la voluntad de Dios para mi vida y, en todo sentido, ser un mayordomo fiel hasta el final, teniendo a Dios siempre dirigiendo mis planes. Te invito a poner a Dios primero, […] Dios siempre, a cargo de tu vida hoy.