Un cambio de la donación orientada a proyectos a la benevolencia sistemática
Supongamos que usted está convencido de la pertinencia de la benevolencia sistemática (BS) como práctica de donación, recomendada por las Escrituras, el Espíritu de Profecía y arraigada en la historia de la Iglesia Adventista del Séptimo Día. Supongamos que usted cree firmemente que los recursos necesarios para cumplir la misión final de Dios estarían más fácilmente disponibles si los miembros de la iglesia no solo fueran generosos, sino que también donaran sistemáticamente; sin esperar a que se les pida ayuda, sino adoptando una forma más rutinaria de dar, en respuesta y proporción a los ingresos recibidos. ¿Cómo guiaría a sus miembros para que pasen de la donación orientada a proyectos a la donación sistemática? Si bien muchos miembros ya practican la BS a través del diezmo, es bastante diferente con las ofrendas. En este último caso, muchos tienden a dar cantidades relativamente mayores en respuesta a eventos y pedidos de ayuda, pero solo dan cantidades nominales, intrascendentes o nada regularmente.
Este artículo no pretende establecer la pertinencia de la BS, como otros ya lo han hecho con eficacia. En cambio, se concentra en cómo implementar una estrategia de cambio para llevar a más feligreses a adoptar la BS. En primer lugar, el artículo analiza los obstáculos en el camino hacia la BS.
El muro de resistencia
Varios ladrillos componen el muro de resistencia a la adopción de la BS por parte de los miembros de la iglesia. Desafortunadamente, el liderazgo de la iglesia tiene cierta responsabilidad por el fuerte apego al enfoque de donación basado en proyectos. En muchos casos, la donación se analiza principalmente en relación con proyectos o iniciativas específicos de la iglesia para los cuales la administración de la iglesia quiere obtener el apoyo de los miembros. Las promociones y los pedidos de apoyo son recurrentes, mientras que la educación sobre la donación es casi inexistente. Este patrón repetido refuerza el reflejo entre los miembros de que la donación ocurre en respuesta a promociones y pedidos.
El cambio, de cualquier tipo, desequilibra a las personas al alterar el equilibrio adquirido a través de hábitos previos. Por lo tanto, los factores personales contribuyen a la resistencia a cambiar los hábitos de donación. Destacaré dos. Primero, las personas que donan en respuesta a un proyecto específico a menudo desarrollan un fuerte sentido de propósito.[i] Como resultado, pasar de dar a un proyecto identificado a dar regularmente (ya sea una cantidad fija o preferiblemente un porcentaje de los ingresos) puede generar una sensación de pérdida de propósito. Esto es particularmente cierto cuando hay poca información sobre cómo la donación sistemática impacta la misión de Dios y cuando la donación no se considera un acto de adoración. Esta sensación de pérdida de propósito genera un malestar interno, que se manifiesta en una forma de resistencia a adoptar la donación sistemática. Para abordar esta resistencia, es crucial que los defensores de la donación sistemática enfaticen intencionalmente la conexión entre la donación sistemática, la misión y la adoración a Dios. A diferencia de la donación basada en proyectos, el impacto de la donación sistemática puede no ser inmediatamente obvio, por lo que es esencial cultivar un sentido de propósito entre los donantes.
Otro obstáculo para un cambio a la donación sistemática es el miedo al fracaso. Muchos de los que están convencidos de la idoneidad de la donación sistemática todavía se preguntan: “¿Cómo puedo mantener el hábito de dar sistemáticamente a lo largo del tiempo?”. Los creyentes suelen ser prudentes a la hora de hacer una promesa que los comprometen, especialmente con Dios (Eclesiastés 5: 4, 5). Por lo tanto, muchos optan por no adoptar la benevolencia sistemática y, en cambio, continúan dando lo que pueden en respuesta a los pedidos ocasionales. Esta vacilación surge de un malentendido común sobre la benevolencia sistemática. Muchos no se dan cuenta de que la aplicación de la benevolencia sistemática a las ofrendas puede evolucionar de tres maneras posibles: manteniendo la cantidad decidida originalmente, aumentándola o disminuyéndola. ¡Nadie está obligado a hacerlo! Además, cuando la benevolencia sistemática se practica dando un porcentaje de los ingresos en lugar de dar una cantidad fija, se elimina el estrés de mantener una cantidad comprometida en caso de una caída de los ingresos.
La transición a la benevolencia sistemática
La estrategia de cambio propuesta para facilitar la transición de los miembros a la benevolencia sistemática gira en torno a tres iniciativas interconectadas: (1) defender la benevolencia sistemática; (2) facilitar su implementación; y (3) sostener la práctica a largo plazo. Este enfoque se basa en la teoría[ii] de gestión del cambio de ocho pasos de Kotter y el relato bíblico de la restauración de los muros de Jerusalén por parte de Nehemías.
Argumentos a favor de la benevolencia sistemática
Crear un sentido de urgencia. El primer paso es crear un sentido de urgencia entre los líderes de la iglesia sobre la necesidad de cambiar de rumbo hacia la benevolencia sistemática; para generar la motivación necesaria a fin de que se embarquen en un proceso de cambio. Esto se logra típicamente mediante un examen crítico de la realidad actual. Nehemías, al llegar a Jerusalén, comenzó examinando las condiciones de los muros (Nehemías 2: 13-15) y luego entabló una conversación con los líderes sobre sus lamentables condiciones, comenzando con estas palabras: “Ustedes son testigos de nuestra desgracia” (Nehemías 2: 17, NVI). Se crea un sentido de urgencia cuando las partes interesadas reconocen y aceptan que ya es hora de actuar.
Una manera de “descongelar” el status quo en las prácticas de donación es, en oración y en forma colectiva: (1) reexaminar el diseño de Dios para la misión local y global; (2) evaluar la contribución financiera y la tasa de participación de los miembros; y (3) preguntar qué se podría lograr en estos últimos días si los miembros donaran de manera diferente. Siempre existe el riesgo de volverse complaciente con respecto a las donaciones. Algunos líderes de la iglesia, con el paso del tiempo, han reducido la visión y la misión que Dios les dio para que coincidan con los recursos disponibles, y ya no ven la necesidad de adoptar un nuevo enfoque para aumentar la participación de los miembros en las donaciones.
Colaborar con otros. Estrechamente asociada con la creación de un sentido de urgencia para la BS entre el liderazgo de la iglesia está la necesidad de formar una coalición poderosa para impulsar el cambio deseado (Proverbios 27: 17; Eclesiastés 4: 9, 10; 1 Pedro 4: 10). Si bien la convicción para llevar a los miembros a adoptar la BS puede comenzar con una persona, como el director de mayordomía o el pastor de la iglesia, una masa crítica de personas dedicadas del equipo de liderazgo y la congregación es esencial para implementar el proceso. Aunque Nehemías era el enviado del rey Artajerjes y tenía una autoridad significativa, eligió alistar a los líderes locales en el proyecto de reconstrucción de los muros (Nehemías 2: 17, 18).
El escenario ideal sería tener el apoyo unánime de todos los líderes de la iglesia, pero puede que no suceda. Un error común es creer o esperar que todos en el equipo de liderazgo, los ancianos o la junta de la iglesia, estén entusiasmados y apoyen el cambio. Recuerde que algunos se convencerán a medida que usted avance y genere resultados, y no es de mala fe.
Los líderes de mayordomía, aunque apasionados, deben abstenerse de actuar solos y, en cambio, invertir en la construcción de alianzas significativas. Cuando operan de forma independiente, su influencia es limitada y, por lo general, luchan por crear las condiciones necesarias para la adopción de la BS. Además, existe un alto riesgo de cambio en el liderazgo departamental. Si la carga de impulsar la agenda de la BS recae en una sola persona, es probable que el proceso se detenga cuando esa persona se vaya.
Desarrollar la visión. Es importante redactar un documento de visión en un lenguaje sencillo que describa cómo será una iglesia local que adopte la BS en diezmos y ofrendas. Nehemías articuló una visión clara y específica sobre el futuro al que se aspiraba: “Reconstruyamos el muro de Jerusalén, para que ya no seamos objeto de deshonra” (Nehemías 2: 17). El documento de visión guiará el proceso de cambio, sirviendo como un instrumento para medir el progreso, identificar desviaciones de los planes y recordar los objetivos finales. El documento de visión de la BS debe indicar explícitamente que los objetivos son llevar a los miembros a dar el diezmo y las ofrendas voluntarias, siguiendo los principios de regularidad, participación de todos, planificación, donación basada en proporciones y enfatizando la importancia de brindar educación sobre la donación (1 Corintios 16: 1-2).
Compartir la visión. La visión debe comunicarse a todos los miembros de la iglesia y a los asistentes a través de las diversas plataformas disponibles de la iglesia, incluida la Escuela Sabática, los sermones del culto divino, las vísperas, los programas de la Sociedad de Jóvenes Adventista y los campamentos. Cuando se conoce la visión, las personas de la comunidad de la iglesia no se sentirán confundidas por las acciones e iniciativas relacionadas con su implementación. El liderazgo de la iglesia debe apuntar a presentar la visión de manera sucinta, idealmente en menos de cinco minutos.
Facilitar la implementación
Brindar conocimiento práctico. Una vez que los líderes y miembros de la iglesia comprendan y estén convencidos acerca de la BS, podemos esperar algunos resultados tempranos. Sin embargo, simplemente saber acerca de la BS no es suficiente; también es necesario aprender a practicarla de manera efectiva. Nehemías, después de haber presentado la visión de reconstruir el muro, dedicó gran parte de su energía a consideraciones prácticas, tareas como la distribución (capítulo 3) y cómo enfrentar la oposición (capítulo 4).
El cambio de los discursos motivadores a la educación práctica es a menudo un elemento que falta en la formación de los miembros. Elena G. de White aboga firmemente por este cambio: “Debe haber menos predicación de sermones y más tacto para educar a la gente en la religión práctica”.[iii] Entre las habilidades prácticas necesarias para la adopción exitosa de la BS, aprender a desarrollar un presupuesto personal que priorice a Dios debe ser una prioridad máxima. En algunos contextos, también puede ser importante instruir sobre cómo salir de las deudas, evitarlas y hacer rendir los ingresos. Aprender a calcular un porcentaje podría incluso ser necesario en ciertos lugares. En última instancia, cada contexto informaría sobre el conocimiento práctico requerido.
Además de proporcionar habilidades prácticas, el enfoque utilizado para transmitir el conocimiento es crucial. Elena G. de White señala que “si se dedicara menos tiempo a sermonear y más al servicio personal, se conseguirían mayores resultados”.[iv] Si bien las iglesias dependen en gran medida de la enseñanza colectiva para nutrir a sus miembros en el BS, las interacciones personales pueden ser particularmente efectivas. Muchas personas y familias tienen preguntas específicas relacionadas con sus circunstancias particulares que solo pueden abordarse mediante conversaciones individuales.
Mostrar los primeros resultados. Compartir el resultado de las iniciativas de cambio es esencial para ganar impulso y avanzar. Después de los esfuerzos iniciales, Nehemías llevó al pueblo a apreciar su logro colectivo: “Edificamos, pues, el muro, y toda la muralla fue terminada hasta la mitad de su altura, porque el pueblo tuvo ánimo para trabajar” (Nehemías 4: 6). Las narraciones de éxito generan el impulso para un mayor éxito. Compartir las historias de personas que adoptan la BS y su impacto en la misión puede tener un efecto multiplicador.
En el enfoque impulsado por proyectos, la cantidad de dinero recaudado es el principal indicador de éxito. Sin embargo, en la BS la participación es la medida clave, específicamente, cuántos se han unido al plan. Invitar a los miembros de la iglesia que han adoptado la BS como su método de donación a compartir sus experiencias personales puede convertirse en una fuerte motivación para los demás. En términos de prácticas de donación, los miembros se relacionan más fácilmente con sus alter egos[v]. Es importante crear una narrativa que presente la BS como algo factible, práctico, satisfactorio y gratificante.
Además, las personas necesitan ver cómo sus contribuciones están marcando una diferencia en la misión; quieren sentir que son parte de algo más grande. La participación en la misión debe ser lo primero en la agenda de las iglesias que promueven la BS. Las iglesias locales deben compartir regularmente historias de la vida real sobre cómo se transforman las vidas en sus comunidades y más allá gracias a los recursos disponibles para la misión. Si bien la participación en la BS se inicia con un reconocimiento de la provisión de Dios, se sostiene cuando se percibe como un facilitador de la misión.
Mantener la práctica a largo plazo de la BS
Consolidar las mejoras y producir más cambios. El proceso de cambio exige una energía significativa tanto del liderazgo como de los miembros de la iglesia. Después de experimentar resultados positivos iniciales, existe la tentación de relajarse en la implementación del proceso acordado. Cuando el liderazgo de la iglesia deja de ser intencional en cuanto a guiar a las personas a adoptar la BS, los miembros de la iglesia pueden volver a las prácticas de donación anteriores y es posible que los nuevos miembros no sean iniciados en la BS en absoluto. El tiempo y la repetición son esenciales para que el cambio penetre más profundamente en el tejido organizativo de la iglesia. Después de alcanzar la mitad de la altura del muro, la Biblia señala: “Las fuerzas de los acarreadores se han debilitado” (Nehemías 4: 10). Siempre existe el riesgo de darse por vencido después del gran comienzo. Como líder, Nehemías tuvo que preparar la motivación de la gente e incluso adaptar su estrategia para completar la segunda mitad del proyecto (Nehemías 4: 13-14).
Una forma de consolidar la adopción de la BS es brindar educación continua y recordatorios sobre la BS a todos los segmentos de la iglesia local. Algunos grupos demográficos requieren atención especial: los futuros miembros, los niños y jóvenes, y los adultos jóvenes que ingresan a la vida profesional. El liderazgo de la iglesia puede reforzar el mensaje programando sermones específicamente sobre la BS en horarios designados a lo largo del calendario de la iglesia y haciendo referencia regular a la BS cuando prediquen sobre otros temas.
Anclar la benevolencia sistemática (BS) en la cultura de la iglesia. Es esencial que la BS se convierta en el método principal de dar en la congregación local, en lugar de ser solo una de las muchas maneras de expresar generosidad. El liderazgo de la iglesia desempeña un papel fundamental en este proceso al garantizar que la donación orientada a proyectos siga siendo excepcional dentro de sus comunidades eclesiásticas. Fomentar o permitir frecuentes pedidos de fondos para iniciativas “buenas” puede, con el tiempo, socavar el compromiso con la BS. Resístalo. En cambio, para reforzar la BS, las iglesias locales deben presentar constantemente la donación como un acto de adoración y operar de acuerdo con un presupuesto integral que se base en la BS. Este presupuesto incluiría tanto programas regulares como proyectos especiales para un período específico.
Los líderes son agentes de cambio. Pueden desempeñar un papel importante para ayudar a las comunidades de la iglesia a realizar la transición de la donación orientada a proyectos a la BS. Liderar este proceso de cambio es una ciencia; requiere procesos adecuados y esfuerzos perseverantes. Considere y experimente la estrategia recomendada. También es un arte; ejercite su creatividad. Dios nos provee la sabiduría, la fuerza y la inspiración necesarias para este viaje, dándonos éxito (Nehemías 2: 20) y luchando por nosotros (Nehemías 4: 20).
A. Barbe
[i] Noreen Y. Geenen, R., Mareike Hohelüchter, Valentin Langholf, and Eva Walther, “The Beneficial Effects of Prosocial Spending on Happiness: Work Hard, Make Money, and Spend It on Others?”, The Journal of Positive Psychology 9, no 3 (2014): pp. 204-208. https://doi.org/10.1080/17439760.2014.891154.
[ii] John P. Kotter, “Leading Change: Why Transformation Efforts Fail”, IEEE Engineering Management Review 37, no 3 (2009): pp. 42-48.
[iii] Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, t. 6, (Bogotá, Colombia: APIA, 2004), p. 94.
[iv] Elena G. de White, El ministerio de curación (Bogotá, Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2012), p. 84.
[v] Patricia Snell Herzog and Song Yang, “Social Networks and Charitable Giving: Trusting, Doing,
Asking, and Alter Primacy, Nonprofit and Voluntary Sector Quarterly 47, no 2 (2017): pp. 376-394. https://doi.org/10.1177/0899764017746021.