Donaciones espirituales financieras y preocupaciones sobre privacidad
En una época en la que las preocupaciones por la privacidad se han vuelto cada vez más importantes, ¿deberían los pastores recibir información privilegiada de los tesoreros sobre los patrones de donaciones financieras y espirituales de sus miembros?[1] ¿Deberían los pastores verificar los patrones de donación de los líderes potenciales antes de que el comité de nominaciones considere sus nombres, como lo recomienda el Manual de la Iglesia Adventista del Séptimo Día? ¿Se debiera esperar que los líderes de la iglesia diezmen regularmente como requisito para ocupar cargos en la iglesia?
La naturaleza de las donaciones espirituales financieras
La donación espiritual financiera es un indicador confiable de dónde está colocado el corazón (afectos) y la dirección que toma la vida. También fortalece la vida espiritual de un cristiano y fomenta la unidad con Jesús. “Porque donde esté vuestro tesoro, allí estará también vuestro corazón” (Mateo 6: 21), dijo Jesús.
Propicio para la comunión con Dios
Las donaciones espirituales financieras son una de las disciplinas espirituales cristianas que promueven la vida espiritual y la comunión con Dios, y coloca los afectos del cristiano en el lugar correcto.
Según la encuesta de McIver (2015), “la conducta de diezmar está muy estrechamente relacionada con una variedad de otras prácticas relacionadas con su religión [adventista del séptimo día], como si [1] asisten a Escuela Sabática, [2] reciben y despiden el sábado, [3] estudian la Guía de Escuela Sabática Trimestral, [4] leen y reflexionan sobre la Biblia todos los días y [5] oran con frecuencia durante el día”. Dado que esas cinco prácticas promueven la comunión con Dios, ¿sería una excepción la práctica del diezmo, que está estrechamente relacionada con ellas? McIver sugiere que el diezmo debería incluirse “como parte de las prácticas que componen la piedad personal para los adventistas del séptimo día”,[2] junto con los cinco puntos anteriores.
Elena G. de White está de acuerdo:
- “El acto mismo de dar expande el corazón del dador y lo une más plenamente con el Redentor del mundo”.[3]
- “La idea de que son administradores debe tener una influencia práctica sobre todos los hijos de Dios. [...] La benevolencia práctica dará vida espiritual a millares de los que nominalmente profesan la verdad, pero que actualmente lamentan las tinieblas que los circundan. Los transformará de egoístas y codiciosos adoradores de Mammón [las riquezas], en fervientes y fieles colaboradores de Cristo en la salvación de los pecadores” (énfasis añadido).[4]
La señara White también nos advierte seriamente que la “paz de conciencia” y la “comunión con Dios” se sacrifican si “hemos fallado en dedicar a su causa la porción que él reclama como suya”.[5] ¿Podría la iglesia sufrir por tener un líder en un rumbo espiritual tan peligroso?
Infidelidad y apostasía más amplias
Si dar está relacionado con la prosperidad espiritual, la falta de dar está relacionado con pronósticos peligrosos. La secretaría de la División Sudamericana (SAD) llevó a cabo una investigación estudiando los patrones de diezmo y ofrenda de los 1.054.367 miembros que fueron retirados de la membrecía en su territorio entre 2015 y 2017. Los resultados del estudio revelaron que el ochenta y seis por ciento de las personas estudiadas no tenían ningún registro de diezmar durante al menos treinta y seis meses antes de abandonar formalmente la iglesia, y el noventa y un por ciento de ellos no tenía registro de haber ofrecido contribuciones durante el mismo período.[6] Es cierto que un período de estudio más largo nos permitiría llegar a conclusiones más confiables, pero creo que no fue casualidad que la donación financiera espiritual no fuera practicada por la gran mayoría de quienes abandonaron la iglesia en ese territorio. En este caso, ¿la ausencia de donaciones financieras y espirituales puede considerarse un predictor de apostasía?
Puede ser, como veremos en los siguientes párrafos. Elena G. de White reconoce las donaciones espirituales y financieras como un componente importante en el proceso de apego a la causa de la verdad presente. Ella dice que “mediante cada inversión hecha [en la tesorería de Dios], llegarán a estar más vinculados a la causa de la verdad presente”.[7] Por el contrario, esta cita puede sugerir que la ausencia de donaciones espirituales financieras, cuando uno tiene los medios para hacerlo, indica un compromiso decreciente con la verdad presente, convirtiéndose en un predictor de apostasía. De manera similar, Pablo advierte que “el amor al dinero” (probablemente la razón principal de la ausencia de donación espiritual financiera) ha llevado a algunos a desviarse de la fe: “Pero los que quieren enriquecerse caen en tentación y lazo, y en muchas codicias necias y dañosas que hunden a los hombres en destrucción y perdición, porque raíz de todos los males es el amor al dinero, el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe y fueron atormentados con muchos dolores” (1 Timoteo 6: 9-10, énfasis agregado).
Pero tal vez la declaración más impresionante sobre este tema sea esta: “El que retiene de Dios lo que él le prestó, será infiel en las cosas de Dios en todo respecto” (énfasis agregado).[8] Esta declaración deja claro que negarse a Dios tiene una influencia omnipresente y puede ser solo el primer paso de una escalera descendente que conduce a la infidelidad en muchas otras áreas de la vida. ¡En este caso, la apostasía está a la vista!
Como hemos comentado hasta ahora, las donaciones financieras espirituales (distintas de las donaciones o la filantropía) conllevan profundas implicaciones morales y espirituales. Significa mucho más que simplemente financiar la misión o el funcionamiento de la iglesia. Refleja e influye en la relación del individuo con Dios, convirtiéndose en una maldición si se descuida o en una bendición si se practica.
Responsabilidad de los líderes espirituales
¿Qué deben hacer los pastores?
Ahora bien, si este asunto tiene tanta relevancia para la vida eterna, y si la ausencia de donaciones financieras espirituales puede considerarse un predictor de apostasía, ¿deberían los pastores esperar hasta que alguien abandone abiertamente la iglesia, o deberían hacer trabajo preventivo? ¿Se debería prohibir a aquellos que son llamados superintendentes del rebaño (1 Pedro 5: 1-4) obtener cualquier información posible sobre la condición espiritual de sus miembros o líderes potenciales?
Si los pastores saben que sus ovejas se están alejando, ¿no deberían proclamar “todo el consejo de Dios” (Hechos 20: 27), hacer trabajo personal, visitar a sus miembros y velar por el rebaño de Dios “como quienes han de dar su cuenta” (Hebreos 13: 17)? “Sé diligente en conocer el estado de tus rebaños, y mira con cuidado por tus rebaños” (Proverbios 27: 23, cursiva agregada).
El papel del ministro
Curiosamente, en el contexto de las donaciones financieras espirituales, la sierva de Dios usa repetidamente el verbo “ver” para indicar el papel de los pastores:
- “Cuando el que ministra en palabra y doctrina ve que los miembros siguen un comportamiento que les acarreará esta maldición, ¿cómo puede descuidar su deber de instruirlos y amonestarlos? Cada miembro de iglesia debiera ser enseñado a ser fiel en la devolución honrada del diezmo” (énfasis agregado).[9]
- “Los mensajeros del Señor deberían preocuparse de que los miembros de las iglesias cumplan fielmente sus requerimientos. Dios dice que debería haber alimento en su casa, y si el dinero de la tesorería es usado indebidamente, si se considera correcto que las personas usen el diezmo en la forma como les plazca, el Señor no puede bendecir. No puede sostener a los que piensan que pueden hacer lo que quieran con lo que pertenece a él (énfasis agregado)”.[10]
- “Los que ocupan cargos de responsabilidad en la iglesia no deben ser negligentes, sino que deben preocuparse de que los miembros sean fieles en el cumplimiento de su deber. [...] Que los ancianos y los dirigentes de la iglesia sigan las instrucciones de la Palabra Sagrada, e insten a sus miembros acerca de la necesidad de ser fieles en el pago de las promesas, los diezmos y las ofrendas” (énfasis añadido).[11]
Pero, ¿qué pasará si los pastores no pueden “ver”? Si bien las donaciones financieras y espirituales tienen implicaciones eternas, algunos todavía expresan incomodidad si son conscientes de que sus registros de patrones de donaciones podrían ser divulgados, incluso a un grupo selecto de personas aprobadas y designadas por la iglesia para cuidar las ovejas. Algunos incluso hacen referencia a Mateo 6: 3-4 para respaldar su petición de privacidad con respecto a sus registros. Pero, al enseñar Jesús que la mano izquierda no debe saber lo que hace la mano derecha, ¿está sugiriendo que nuestros registros de donaciones nunca deben ser revelados?
El Espíritu de Profecía, en Testimonios para la iglesia, tomo 1, páginas 177-178 proporciona una interpretación interesante de Mateo 6: 3-4 y revela otras motivaciones detrás de algunas preocupaciones sobre la privacidad:
“[Judas] procuró ocultar su egoísmo bajo una piadosa consideración por los pobres. [...] Así como Judas presentó a los pobres como una excusa de su egoísmo, así también hay cristianos profesos cuyos corazones son codiciosos, que procuran esconder su egoísmo detrás de una rectitud fingida. [...] “No sepa tu izquierda lo que hace tu derecha”. Parecen tener el deseo escrupuloso de hacer exactamente lo que dice la Biblia, según ellos lo entienden, acerca de este asunto, pero descuidan completitamente la clara amonestación de Cristo: “Vende todo lo que tienes y dalo a los pobres”.
“Guardaos de hacer vuestra justicia delante de los hombres, para ser vistos de ellos”. Algunos piensan que este pasaje enseña que deben mantener secretas sus obras de caridad. Y hacen muy poco, excusándose que no saben cómo dar. Pero Jesús hizo la siguiente declaración a sus discípulos: “Cuando, pues, des limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas y en las calles, para ser alabados por los hombres; de cierto os digo que ya tienen su recompensa”. Dieron para ser considerados nobles y generosos. Recibieron alabanzas humanas, y Jesús dijo a sus discípulos que esa era la única recompensa que tendrían. En el caso de muchos, la mano izquierda no sabe lo que hace la derecha, porque la mano derecha no hace nada digno de ser notado por la izquierda. Esta lección dada por Jesús a sus discípulos tenía el propósito de reprender a los que deseaban recibir gloria de los seres humanos”. […]
“Vi que este pasaje bíblico no se aplica a los que tienen en su corazón la causa de Dios y que utilizan humildemente sus medios para hacerla avanzar. Se me llamó la atención a estos pasajes: “Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos”. “Por sus frutos los conoceréis”. Se me mostró que el testimonio de la Escritura tendrá armonía cuando se lo comprenda correctamente. […] Estos frutos testifican que quienes los poseen son cristianos genuinos. Estos cristianos aparecen extendiéndose siempre hacia arriba en procura de un tesoro imperecedero”, (énfasis añadido).[12]
Queda claro que las enseñanzas de Jesús prohíben cualquier tipo de autopromoción o promoción desde el púlpito, comparando o calificando a los dadores, elogiando a quienes dan mayores cantidades, o a quienes son considerados generosos por cualquier valoración humana miope (una ofrenda no es estimada por Dios por la cantidad que se entrega). Pero Jesús mismo, aparentemente a propósito, se sentó frente al tesoro para observar “cómo el pueblo echaba dinero en el arca” (Marcos 12: 41), llamando la atención de los discípulos hacia un dador especial que él valoraba. ¿No deberían los pastores ver también “cómo” la gente está dando con fines de nutrición y retención espiritual?
Donaciones espirituales financieras y cargos en la iglesia
Y finalmente, ¿debería seguir exigiéndose a los líderes de la iglesia que diezmen regularmente para ocupar cargos en la iglesia, o debería pasarse a un sistema de honor (simplemente confiamos en que todos diezmen)? Otras preguntas pueden ayudar a responder esta. ¿No debería esperarse que los futuros líderes de la iglesia demuestren una fuerte conexión espiritual con Dios, guarden el sábado, no sean asesinos, delincuentes sexuales o bebedores de vino, y den un ejemplo positivo en otros aspectos, si quieren liderar? ¿No es cierto, como vimos anteriormente, que “el que retiene de Dios lo que él le prestó, será infiel en las cosas de Dios en todo respecto”13 (énfasis agregado)? ¿Debería la iglesia sufrir para elegir líderes que ciertamente serán infieles “en todos los aspectos”?
¿Es posible mantener la confidencialidad y la privacidad del donante mientras se examinan los patrones de donaciones de los posibles funcionarios de la iglesia antes de que puedan ser elegidos para el cargo? Algunos pastores prefieren el enfoque pragmático de visitar a los funcionarios potenciales que no están diezmando con una mentalidad redentora, suplicándoles “volver” al Señor (usando el lenguaje de Malaquías 3: 7-10), antes de que sus nombres sean presentados para la consideración de los cargos de la iglesia. Pero como Dios no puede tolerar que se ocupe un cargo en la iglesia como motivación para diezmar, un mejor enfoque es contactar proactivamente a todos los miembros que no diezman mucho antes de las elecciones.
Sin embargo, si, en cualquier caso, los contactados se resisten, los pastores pueden sugerir amablemente que se abstengan de permitir que sus nombres sean discutidos para cualquier puesto. Esta acción ayuda a evitar la divulgación pública de su situación. En el improbable caso de que dicha persona aún acepte ser considerada para un cargo de la iglesia, es responsabilidad del pastor y del tesorero actuar fielmente y notificar al comité que, de acuerdo con el Manual de la Iglesia, el individuo no es elegible para ese puesto.
El principio fundamental es que los registros individuales de los donantes nunca deben hacerse públicos. Solo deben tener acceso a ellos las personas especificadas en el Manual de la Iglesia y con el propósito de hacer discípulos o prevenir redentoramente la apostasía de aquellos miembros que corren un mayor riesgo. Además, aquellos autorizados por la iglesia para acceder a esta información deben recibir la capacitación adecuada para manejarla con cuidado y discreción, manteniendo una estricta confidencialidad.
[1] En este artículo las donaciones financieras espirituales se diferencian de las donaciones ocasionales realizadas de manera espontánea o la filantropía. No está motivado principalmente por el deseo de apoyar proyectos misioneros (no importa cuán dignos sean), la simpatía por el liderazgo de la iglesia, la satisfacción personal o incluso la búsqueda de reconocimiento, alabanza o influencia. Se activa cada vez que existe la percepción de que Dios, el Proveedor, ha bendecido al dador con un ingreso o un aumento. Se lleva al alfolí, según él lo determine, como un acto de adoración, una respuesta regular a cualquiera de sus bendiciones financieras, en reconocimiento de la soberanía y el señorío de Dios. Reconoce que él es siempre el primero en dar y que también debe ser el destinatario final.
[2] Robert K. McIver, Tithing Practices Among Seventh-day Adventists: A Study of Tithe Demographics and Motives in Australia, Brazil, England, Kenya, and the United States (Cooranbong NSW, Australia: Avondale Academic Press and Office of Archives, Statistics, and Research, General Conference of Seventh-day Adventists, 2016), p. 153.
[3] Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía cristiana (Bogotá, Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2005), p. 343.
[4] Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, t. 3 (Bogotá, Colombia: APIA, 2004), p. 426.
[5] Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía cristiana (Bogotá, Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2005), p. 77.
[6] M. F. Bomfim, “Nurture and Heart Retention: A Reliable Predictor Helps to Prevent Dropout”. In Discipling, Nurturing, and Reclaiming: Nurture and Retention Summit, ed. General Conference Nurture and Retention Committee (Silver Spring, MD: Review and Herald Pub. Assn., 2020), p. 92.
[7] Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, t. 3 (Bogotá, Colombia: APIA, 2004), p. 428.
[8] Ibíd., t. 1 (Bogotá, Colombia: APIA, 2003), p. 189.
[9] Ibíd., t. 9 (Bogotá, Colombia: APIA, 1998), p. 201.
[10] Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía cristiana (Bogotá, Colombia: Asociación Publicadora Interamericana, 2005), p. 103.
[11] Ibíd., (énfasis añadido). (Cursiva agregada).
[12] Elena G. de White, Testimonios para la iglesia, t. 1, pp. 177-178.
13 Ibíd., p. 189.