“Promesa” es un nombre utilizado para las ofrendas regulares y sistemáticas, una ofrenda que es diferente de la ofrenda de voluntaria (consulte la tabla a continuación). Pero si es regular y sistemática, ¿cuál debería ser la regularidad con la que se da y cuál debería ser el sistema adoptado?
Regularidad: Según la Biblia, la regularidad de dar debe estar determinada por la regularidad de recibir (Proverbios 3: 9). Como puede considerarse la forma más básica y fundamental de dar, cualquier otro tipo de donación debe realizarse por encima de y en adición a ella.
Sistema: El sistema es proporcional al ingreso, o basado en porcentajes (1 Corintios 16: 1; Deuteronomio 16: 17). Significa que las cantidades se modificarán a medida que se modifique el ingreso. Elena G. de White dice: “En el sistema bíblico de los diezmos y las ofrendas las cantidades pagadas por distintas personas variarán enormemente, puesto que estarán en proporción a sus entradas.”[1]
Algunos principios sobre la Promesa:
- Se considera tan importante y vinculante como el diezmo (Malaquías 3: 8-10).
- No devolver la Promesa también se considera deshonestidad contra Dios (Malaquías 3: 8-10).
- Debe devolverse al recibir cualquier ingreso (Proverbios 3: 9), justo después del diezmo. El hecho de que el ingreso o el aumento precedan a la Promesa contradice cualquier teología que sugiera las ofrendas como un medio para comprar el favor de Dios.
- Como es proporcional al ingreso, o basado en porcentajes, Dios no lo espera cuando no hay ingresos (2 Corintios 8: 12). Él es siempre el primero en dar.
Un poco más: en Malaquías 3: 8-10, los diezmos y las ofrendas se consideran de igual importancia y son obligatorios. No traer ninguno de ellos es robar a Dios. La conclusión parece inevitable que la ofrenda mencionada en Malaquías 3: 8-10 difiere de las ofrendas voluntarias. Y el hecho de que se menciona junto con el diezmo indica que ambos están bajo el mismo sistema, como lo es la ofrenda mencionada en Proverbios 3: 9, 10. Por lo tanto, se supone al menos tres características similares para el diezmo y la promesa (ofrenda regular y sistemática): (1) regularidad (después de cualquier ingreso), (2) proporcionalidad (una proporción del ingreso) y (3) entrega (llevada al alfolí).
Elena G. de White también apoya la idea de que los diezmos y las ofrendas están bajo el mismo sistema, y que este sistema incluye el concepto de dar una proporción de los ingresos. En una cita previamente citada en este artículo, ella dice: “En el sistema [palabra singular] bíblico de los diezmos y las ofrendas [ambos bajo el mismo sistema] las cantidades pagadas por distintas personas variarán enormemente, puesto que estarán en proporción a sus entradas.”[2]
En otra cita, llega al punto de decir que esta ofrenda, junto con el diezmo, no es voluntaria (o de libre albedrío), sino que es parte “de nuestra obligación.” Este pensamiento, en línea con Malaquías 3: 8-10, confiere la idea de que no traer ese tipo de ofrenda tiene consecuencias morales y espirituales. Aquí está la cita: “El asunto de la dadivosidad no ha sido librado al impulse. Dios nos ha dado instrucciones definidas concernientes a él. Ha especificado que los diezmos y las ofrendas constituyen nuestra obligación, y desea que demos en forma regular y sistemática.”[3]
Una de las razones para dar ofrendas regulares bajo el sistema basado en porcentajes es que reconoce a Dios como el Iniciador del proceso de dar. Es necesario que el adorador reconozca y mida una bendición antes de calcular el porcentaje dará de ella. Por lo tanto, el acto humano nunca precede a la entrega de Dios. Lo que Rodríguez dice sobre el diezmo bien puede aplicarse a la Promesa: “Siempre es una respuesta y nunca un preludio.”[4]
Otra razón por la que deberíamos ofrecer ofrendas de manera regular y sistemática es que “el egoísmo es el impulse humano más poderoso y más generalizado.”[5] “Por lo tanto,” dice Elena G. de White, “al dar nuestro trabajo y nuestros dones a la causa de Dios, es peligroso dejarse controlar por los sentimientos o el impulso.”[6] Por esa razón, también advierte que “dar o trabajar cuando alguien conmueve nuestra simpatía, y retener nuestro trabajo o servicio cuando las emociones no son estimuladas, constituye una conducta imprudente y peligrosa.” La mensajera de Dios termina ese párrafo diciendo que “los cristianos deberían actuar dirigidos por principios fijos siguiendo el ejemplo de abnegación y sacrificio dado por el Salvador.”[7]
Comparación de diezmos, promesas, y ofrendas voluntarias
Características/Ofrendas |
Diezmo |
Promesa |
Ofrendas Voluntarias |
Regularidad |
Determinado por el ingreso |
Determinada por el ingreso |
Son esporádicas |
Sistema |
Proporcional al ingreso |
Proporcional al ingreso |
Según el impulse del corazón |
Obligatorias |
Para toda la vida |
Para toda la vida |
Circunstancialmente (al ser motivados por el Espíritu) |
Porcentaje |
Predeterminado por Dios (10%) |
Elegida por el adorador, guiado por el Espíritu (___%) |
N/A |
Posibilidad de ajuste porcentual |
No |
Sí |
N/A |
Entregadas en |
Alfolí |
Alfolí |
Lugar elegido por el adorador |
Destinatario Final |
Rango local, regional, e internacional |
Rango local, regional, e internacional (sugerido) |
elegido por el adorador |
Cómo convertirse en un Prometedor:
- Hacer un voto, promesa, o propósito (2 Corintios 9: 7) la regularidad, el porcentaje y el período de validez (plazo) de su ofrenda.
- Regularidad: Decida ante Dios dar en respuesta a su entrega. Dé como él le da, y no de acuerdo con sus impulsos, percepciones, simpatías, llamados o su corazón, lo que puede ser engañoso (Jeremías 17: 9).
- Sistema: Decida dar un porcentaje o proporción específica de todos los ingresos o aumentos que el Señor proporcionará (1 Corintios 16: 1; Deuteronomio 16: 17). A diferencia del diezmo, cuyo porcentaje es establecido por Dios, el adorador puede proponer este porcentaje “en su corazón” (2 Corintios 9: 7).
- Plazo: como sucede con el diezmo, la ofrenda se espera para toda la vida de un cristiano. Pero como los porcentajes pueden ajustarse o aumentarse periódicamente, es importante establecer esa periodicidad. Algunos deciden establecer sus porcentajes para un año, ajustándolo al final del período de acuerdo con las bendiciones de Dios.
- Elija el porcentaje: en oración, pídale al Espíritu Santo que lo guíe sobre el porcentaje de los ingresos que se comprometerá a dar como ofrenda regular (Promesa). Puede escribirlo aquí (_____%) en la presencia de Dios, o en la tableta de su corazón.
- Ponga a Dios primero: devuelva su promesa inmediatamente después de su diezmo (Mateo 6: 33; Malaquías 3: 8-10), y antes de gastar sus ingresos.[8]
Estímulo para que comience ahora:
- “Gustad y ved que es bueno Jehová. ¡Bienaventurado el hombre que confía en él! Temed a Jehová vosotros sus santos, pues nada falta a los que lo temen” (Salmos 34: 8-9).
- “Los leoncillos necesitan, y tienen hambre; pero los que buscan a Jehová no tendrán falta de ningún bien” (Salmos 34: 10).
- “Joven fui y he envejecido, y no he visto justo desamparado ni a su descendencia que mendigue pan” (Salmos 37: 25).
- “Honra a Jehová con tus bienes y con las primicias de todos tus frutos; entonces tus graneros estarán colmados con abundancia y tus lagares rebosarán de mosto.” (Proverbios 3: 9-10).
- “‘Traed todos los diezmos al alfolí y haya alimento en mi Casa: Probadme ahora en esto, dice Jehová de los ejércitos, a ver si no os abro las ventanas de los cielos y derramo sobre vosotros bendición hasta que sobreabunde. Reprenderé también por vosotros al devorador’” (Malaquías 3: 10-11).
- “Mi Dios, pues, suplirá todo lo que os falta conforme a sus riquezas en gloria en Cristo Jesús.” (Filipenses 4: 19).
- “Echad toda vuestra ansiedad sobre él, porque él tiene cuidado de vosotros” (1 Pedro 5: 7).
[1] Elena G. de White, Consejos sobre mayordomía, p. 78 (cursiva añadida).
[2] Ídem. (cursiva añadida).
[3] White, Consejos sobre mayordomía, p. 86.
[4] Ángel M. Rodríguez, Stewardship Roots: Toward a theology of Stewardship, tithe, offerings, [Origen de la Mayordomía: Hacia una teología de Mayordomía, diezmo, ofrendas] p. 46. Silver Spring, MD: Departamento de Ministerios de Mayordomía de la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día.
[5] White, Consejos sobre mayordomía, p. 28.
[6] I Ídem.
[7] Ídem.
[8] “Ha especificado que los diezmos y las ofrendas constituyen nuestra obligación, y desea que demos en forma regular y sistemática […] Después de apartar el diezmo hay que separar los donativos y las ofrendas, ‘según haya prosperado’ Dios.” White, Consejos sobre mayordomía, p. 86.