Una misión global requiere un plan mundial de ofrendas

COMO LAS OFRENDAS MISIONERAS FINANCIAN A LOS MISIONEROS

La Iglesia Adventista del Séptimo Día ha aceptado la comisión evangélica dada por Cristo de llevar el evangelio «a toda nación, tribu, lengua y pueblo» (Mateo 28: 18-20), y todos los que llegan a ser miembros se convierten automáticamente en misioneros en el cumplimiento de este mandato. Por lo tanto, la mayor fuerza misionera que tiene la iglesia es su laicado, que trabaja por la salvación de las almas en cualquier lugar que ocupen.

Participar en la actividad misionera local o en las regiones de ultramar tiene un triple propósito. Cumple el mandato de Jesús en Marcos 16: 15: «Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura» (RV95). Dios murió en la persona de su Hijo para reconciliar al mundo consigo mismo; por lo tanto, a través de nosotros, quiere brindar a todos la oportunidad de experimentar su gracia salvadora. Cumple la petición de Cristo en Juan 17: 11, 21, «para que sean uno, así como nosotros» (vers. 11, RV95). El intercambio de obreros y recursos ayuda a fomentar la unidad de la iglesia en todo el mundo. Además, cumple la promesa de Cristo en Hechos 1: 8 de que «recibiréis poder cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo» (RV95). En este contexto, el propósito del Espíritu Santo es proporcionar poder para testificar. Sin comprometerse en la misión, la iglesia y sus miembros carecerían de poder espiritual.

El mandato de «ir» le da a la iglesia un propósito. La petición de que «seamos uno» nos da una prioridad, y la promesa del Espíritu Santo otorga poder a la iglesia.

Iniciativas internacionales de enviar misioneros de la Asociación General

El año 2018 conmemoró ciento cuarenta y cuatro años desde que la Asociación General de los Adventistas del Séptimo Día envió a John Nevins Andrews como su primer misionero internacional. Hoy en día, el componente de envío de misioneros internacionales de la Asociación General se ha convertido en una de sus empresas más grandes.

El liderazgo mundial de la iglesia ha establecido varios programas de misión para satisfacer la necesidad de misioneros en áreas del mundo donde se necesitan sus talentos y habilidades. Una de esas iniciativas misioneras es el programa de Servicio Voluntario Adventista (SVA), por el cual los miembros laicos pueden donar una parte de su tiempo, entre dos meses y dos años de servicio. Bajo este programa, la persona retiene su estatus de miembro laico, pero recibe hospedaje, seguro y un estipendio de la organización anfitriona durante el tiempo que está sirviendo. Estos laicos sirven en una variedad de puestos, pero principalmente como maestros de escuela en el país y en el extranjero.

Otra iniciativa misionera es el programa Misión Global (MG), en el que los miembros laicos seleccionados por la Asociación/Misión local participan en actividades de plantación de iglesias entre grupos de personas donde la Iglesia Adventista no está bien establecida dentro de su territorio. Dentro de la iniciativa de MG está el enfoque de establecer centros de influencia urbanos, el programa estudiantil Valdense, donde los estudiantes adventistas se inscriben en universidades públicas para alcanzar a sus compañeros y profesores con el evangelio. También está el programa Tentmaker (fabricante de tiendas), por el cual expertos o profesionales trabajan en un lugar donde existen pocos adventistas y establecen un grupo de adoración. El apoyo financiero para el programa pionero de MG se comparte entre la Asociación General, la División, la Unión, o campo local.

El principal programa de envío de misioneros de la Asociación General es el programa de Empleados de Servicio Internacional (ESI). Bajo este programa, el misionero es un empleado de tiempo completo de la organización y recibe un salario completo, subsidios y beneficios de jubilación. Vienen «de todas partes y van a todas partes», ya que los ESI provienen de setenta y cinco países y prestan servicios en ciento ocho. Hoy en día, hay cerca de 3,149 misioneros patrocinados por la Asociación General que pertenecen a las tres categorías mencionadas anteriormente, más otros 1,769 que son enviados por las Divisiones y Uniones. Además, hay numerosos grupos misioneros que salen de las iglesias locales, escuelas y agencias misioneras de sostén propio, cada uno haciendo su parte para preparar al mundo para el inminente regreso de Cristo.

Finanzas y misión

Para proporcionar un apoyo adecuado para la familia misionera, la Iglesia Adventista sopesa tres componentes a fin de determinar su compensación: (1) el costo local y el nivel de vida en el lugar de asignación, (2) el costo de la vida en el país de origen y la necesidad para cubrir los gastos continuos en el hogar, y (3) la provisión de algunos ahorros en el hogar para ayudar a restablecerse al final del servicio de la misión. Además de estos tres componentes, la Asociación General proporciona otros subsidios para apoyar a la familia misionera, como viajes al lugar de asignación, subsidios de flete y equipamiento, asistencia educativa para dependientes, educación continua para obtener la licencia profesional, visitas anuales a familiares inmediatos en su país, seguro de salud y estudio de idiomas.

Trabajar con múltiples monedas, inflación/deflación y riesgos de tipo de cambio, planes de jubilación y consideraciones de impuestos sobre la nómina, complica el proceso para sostener a nuestros misioneros en el campo, pero la iglesia considera que el proceso es necesario para cumplir su misión de evangelizar al mundo.

La política de remuneración de los empleados del servicio internacional se basa en la premisa de que «la causa de Dios necesita obreros que hagan un pacto con él por medio del sacrificio, que trabajen por amor a las almas, no por el sueldo que reciben» (Consejos sobre salud, cap. 7, p. 299).

La Asociación General no podría operar un programa eficiente de enviar misioneros si no fuera por la generosidad de nuestros miembros. El apoyo para las familias de Empleados de Servicio Internacional (ESI) que prestan servicios en todo el mundo es posible gracias a una asignación del 16.5 por ciento del diezmo y de las ofrendas misioneras sin restricciones que llegan a la Asociación General a través de la iglesia local y donaciones específicas. Mientras que solo alrededor del dos por ciento del diezmo mundial llega a la Asociación General, exceptuando la División Norteamericana, que envía el seis por ciento. El cien por ciento de los fondos de la Escuela Sabática y de Misión Global vienen a la Asociación General, lo que hace posible que la iglesia mundial pueda operar un programa misionero vibrante que se extiende por todo el mundo. (El artículo «Ofrendas misioneras: preguntas y respuestas» explica cómo los territorios que están en el Plan de Ofrenda Combinada participan en los fondos de la Escuela Sabática y de las misiones mundiales). De esta manera, la obra se expande proporcionalmente y alabamos a Dios por los resultados.

Necesidad de intensificar la actividad misionera

Si bien hay mucho de que alegrarnos con 1.27 millones de nuevos miembros que se unieron a la Iglesia Remanente a través del bautismo en el último año, y que una nueva iglesia se organiza cada tres horas y cuarenta minutos, todavía tenemos el desafío de perder 403,466 miembros por apostasía o paradero desconocido el año pasado. Además quedan veintiún países que están oficialmente cerrados a la presencia adventista. También hay grupos mayoritarios de personas dentro de los países que tienen una presencia adventista oficial que aún no se han alcanzado. De los 1.27 millones de nuevos miembros, solo una pequeña fracción proviene de las religiones mundiales no cristianas. Estos son recordatorios constantes de que no podemos relajarnos; más bien, la intensidad de nuestra misión debe aumentar a medida que nos acercamos al fin del tiempo.

Como mayordomos de los recursos del Señor, hagamos nuestra parte individual y colectivamente para llevar todos los diezmos y ofrendas al «alfolí» (Malaquías 3: 10), a fin de que haya suficientes medios para que aquellos que «predican el evangelio vivan del evangelio» (1 Corintios 9: 14).

DELBERT PEARMAN

El pastor Delbert Pearman es un extesorero asociado de la Asociación General, director de IPRS (Recursos y Servicios de Personal Internacional). Recientemente ha aceptado un llamado para servir como presidente de la Misión de Sri Lanka.